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Ecuador, 20 de Septiembre de 2024
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El Telégrafo
Julio Arias V.

Columnista invitado

Querido lector

Columnista invitado
20 de agosto de 2014

Sí señor; con este almibarado titular, la gran prensa escrita del país nos hizo llegar a los lectores un mensaje subliminal. De entrada, esto de ‘querido lector’ es un lugar común utilizado por ciertos escritorzuelos que, no teniendo argumentos de fondo, comienzan por halagar a sus posibles lectores con este insípido adulo. Este título inicial se complementa con frases como: “Tienes todo nuestro respeto”. “Todos pedimos más respeto”. “Elegiste leer esto en total libertad y por tu derecho a estar informado”. Hay otras lecturas más, pero son repetitivas de lo mismo.

¿A qué responde esta campaña? Durante mucho tiempo los grandes medios de comunicación han gozado de plena libertad de informar, pero la mayoría abusó de esta libertad y cayó en libertinaje. Piden más respeto, pero irrespetan al lector con la más burda desinformación. Veamos. Hay periódicos que hacen una taimada apología del delito, el publicar fotografías que ofenden a la sensibilidad de los mayores y atentan contra la formación moral de los niños y adolescentes. ¿Será esto respeto? ¿Será esto libertad?

Los grandes medios son propiedad de personas vinculadas a los grandes oligopolios que han gobernado políticamente y han controlado económicamente al país. Esta vinculación ha hecho que, a través de los medios se defienda a muerte el egoísta principio de la propiedad privada como concentración del capital en pocas manos. En Ecuador no hay más de una decena de estos oligopolios. Cada uno de ellos maneja y controla centenares de empresas comerciales, industriales, bancarias.

Hasta hoy, a la luz pública, estos oligopolios eran propietarios directos o indirectos de medios de comunicación. Desde ellos manipulaban a su antojo los hilos de la opinión; imponían (y aún lo hacen) una línea ideológica de ver y juzgar el acontecer nacional. Los gobiernos de turno eran complacientes o timoratos frente a este ‘incontrastable cuarto poder del Estado’. Mientras esto se mantenía, no existía solidaridad entre los medios. Todo lo contrario. Se peleaban entre ellos. Mantenían una solapada (y a veces abierta) pugna.

Pero resulta que ahora se ven frente al peligro de perder su poder y se unen, supuestamente para defender la libertad de ‘su’ información, no de la información que queremos y reclamamos los ecuatorianos. Queremos una información objetiva y veraz; sin manipulaciones de ninguna clase. Queremos una información que responda a los altos intereses nacionales y las necesidades sociales. Queremos una prensa digna que no se incline frente al poder político y tampoco se arrodille ante el poder económico. Una prensa que sea la voz de las grandes mayorías. Si esto se hiciera, los medios recibirían el estrecho e inmenso abrazo del pueblo ecuatoriano. Si esto lo hicieran, no necesitarían halagarnos con ‘querido lector’.

El artículo editorial que diario La Hora se negó a publicar, ‘honrando’ de esta forma ‘su’ principio de respeto a la libertad de expresión y pensamiento.

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