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El Telégrafo
Cristian Bravo Gallardo

Prohibido bajar la guardia

23 de enero de 2021 - 00:00

A lo largo de la historia de la humanidad, las vacunas han permitido grandes avances como forma de prevención y reducción de enfermedades infecciosas. En la actualidad, estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, señalan que estas evitan al año entre 2 y 3 millones de muertes. Por ello, no sorprende que al escuchar la palabra “vacuna” pensemos en una solución definitiva para el covid-19, virus que marcó al mundo en el 2020.

El pasado jueves 21 de enero Jorge Luis Vélez, Jefe de terapia intensiva del Hospital Pablo Arturo Suárez, mostraba su esperanza al ser uno de los primeros en recibir una de las 8 000 dosis de la farmacéutica Pfizer, que llegaron en esta semana a nuestro país. "Tengo una esperanza, no lo digo por mí, lo digo por toda la gente que trabaja junto a mí", fueron parte de sus declaraciones, tras serle inyectada la vacuna en el centro médico, en medio de los aplausos de todos los presentes.

Autoridades del país, aprovecharon la ocasión para referirse al actual como un escenario diferente para el Ecuador. El ministro de Salud Pública, Juan Carlos Zevallos, presidió el acto oficial del inicio de la vacunación en la ciudad de Guayaquil y anunció que el Gobierno invertirá USD 200 millones en la adquisición de vacunas contra la covid-19, que serán despachadas hasta septiembre u octubre, para inmunizar a unos 9 millones de habitantes.

En medio del sufrimiento que el país ha atravesado durante los últimos meses, la llegada de la vacuna genera expectativas sobre la posibilidad de paliar este dolor y pensar en un retorno a la normalidad. Ello sin duda es una señal para ser optimistas, sin embargo, no significa de ninguna manera que el problema generado por la pandemia esté cerca de terminar.

Crear falsas expectativas de que la vacuna será efectiva contra la covid-19, puede ser un arma de doble filo, que podría causar gran decepción si las expectativas no se cumplen. Un exceso de optimismo, podría crear también la sensación de una aparente seguridad y dar lugar a un relajamiento de las medidas de prevención y control del virus por parte de la ciudadanía, aumentando así su propagación.

El desarrollo de vacunas presenta muchos desafíos para lograr su seguridad y efectividad, por ello, es importante conocer las limitaciones y problemas que se pueden encontrar para no caer en un exceso de confianza en su efectividad y plazos de entrega.

El mundo ha iniciado una etapa de recuperación ante un desastre que ha marcado a la humanidad. El proceso de vacunación es el principal disparador que activará la salida a esta crisis; la sociedad deberá entender que la actual dimensión de la pandemia terminará, pero que el virus se quedará por algún tiempo con nosotros.

La llegada de la vacuna al país debe ser vista con esperanza y optimismo. Será una tarea de todos continuar con las medidas de protección necesarias durante el proceso de vacunación. Hoy más que nunca está prohibido bajar la guardia.

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