Se abre el telón del nuevo escenario de la campaña electoral 2012-2013. Se agitan los grupúsculos, los ambiciosos y traidores con el auspicio de los medios de comunicación “independientes” decididos a utilizar todas las mañoserías y recursos malévolos para intentar, en última instancia, la recuperación de sus privilegios, el enriquecimiento ilícito, el ocio y el disfrute de una vida de placer. Allí asoman los figurones de siempre, la sobra de la partidocracia, hasta ex empleados y columnistas de medios privados, gestionando, subrepticiamente, se los tome en cuenta para encabezar alguna lista de candidatos a la Asamblea Nacional.
La prensa “independiente”, eje de la oposición política, dispersa, sin rumbo y carente de proyectos e ideologías, ya comenzó a instrumentar, con su disminuido poder mediático, estrategias y campañas agresivas para fastidiar al régimen y culparlo de todos los males que han aquejado antaño a la República y hoy superados, paulatinamente, por el gobierno de la Revolución Ciudadana.
Silencia las grandes obras en las áreas de salud, vialidad, educación, vivienda o apenas le dedican cortos espacios a una columna, escondida entre la publicidad; mientras concede exagerados despliegues con titulares a todo lo ancho de las páginas, a los hechos sangrientos, crímenes pasionales, resúmenes de accidentes y atracos, no solo con la intención de causar pánico a la gente, sino, disimuladamente, culpar al régimen de ese azote social, la delincuencia, que conmueve al mundo, tanto en el sector donde se moviliza el poder económico, como en el otro, el callejero. Se pretende, sin conseguirlo, empañar el proceso del Socialismo Siglo XXI y la imagen de Rafael Correa, predestinado a la reelección presidencial.
El Gobierno, preocupado por el problema de la inseguridad, dispuso que las Fuerzas Armadas salgan a las calles para colaborar en la lucha contra la delincuencia y el crimen. Es lamentable que columnistas privados, alineados en la derecha política, en lugar de apoyar y aplaudir la medida, la cuestionan y como sabelotodo le niegan capacidad a las Fuerzas Armadas para asumir tareas de seguridad, y en el colmo de su insensatez insinúan que a la institución militar se la pretende transformar en policía militar.
Ignoran que el Gobierno solo trata de frenar y reducir el índice delictivo mediante eficiente represión, endurecimiento de penas y jueces idóneos; porque de otro lado, hay que atacar las causas de ese mal social, entre otras, anacrónica estructura socioeconómica, miseria, ignorancia y desajuste de la familia, y en ese sentido, el Gobierno ha emprendido acciones para mejorar las condiciones de vida de los postergados.
