¿Qué dirá el Humberto Cholango al ver que un hermano de su raza alquila el poncho a los banqueros para que la oligarquía intente recuperar la hacienda con indios y todo? ¿O es que Auki Tituaña es de derecha? Se trata entonces de un poncho dorado que se une a los verdugos de sus propios hermanos. De hecho, el movimiento indígena se afecta con la veleidad ideológica del ex alcalde de Cotacachi, pues no se trata de uno más del montón, recién nomás terció para presidir la Conaie, porque es un alto dirigente.
La causa indígena es también nuestra causa. Entre ellos están los más pobres del Ecuador y el gobierno de la Revolución Ciudadana tomó la opción preferencial a su favor para eliminar tanta inequidad que nos avergüenza. A la actual cúpula de los mashis le sacó cuarto aparte, provocando un evidente divorcio con las bases que más bien apuestan por la gestión oficial que les beneficia con el día a día de la obra pública, permitiéndoles acceder al sueño del Sumak Kawsay. Ahora es más crítica la orfandad de los pocos dirigentes radicales, con la “bancarización” de uno de sus cuadros más representativos, atraído por el derroche de publicidad y la abundancia de dinero, a lo que se agregaría un aporte de 87 millones de dólares de la CIA “para evitar la reelección de Correa”.
Sueños de perro de banqueros y wipalas con la pretensión de volver a un pasado que nadie quiere, salvo la partidocracia, para “romper” al sector indígena, como si todavía pudieran comprar el voto a través de capillos para el púlpito y disposiciones terminantes a los tenientes políticos. Flaco favor a una población marginada por la exclusión oligárquica de banqueros y empresarios que instalaron su sistema para más de mil años de explotación en contra de los sectores más vulnerables de la sociedad ecuatoriana, especialmente el indígena, que acaba de alumbrar el binomio ideal para el banquero.
Reciclaron los desechos de la partidocracia que hoy reclama la vuelta al pasado. Y tiene casi todo para lograrlo: dinero, publicidad para inundar el país, medios privados de comunicación con la pluma de sus columnistas de opinión a la orden. Pero les falta el voto del pueblo que, pese a la ofensiva mediática, reconoce a los autores y beneficiarios del fraude bancario, grave delito de confiscación de los depósitos de los ecuatorianos que aún no ha sido sancionado y más bien pretenden regresar por el vuelto. Muy difícil, la gente identifica y repudia a los defraudadores y reivindica el cambio en pleno apogeo a través de la Revolución Ciudadana que se prepara para una nueva victoria popular.
