Será por influencia paterna y fraterna, pero desconfío de los funcionarios encorbatados y sus preocupaciones por ese colgante pedacito de seda; esos caballeros las prefieren de ese material. Este jazzman se refiere a los ministros de Educación. Sus espesos e inútiles discursos sobre el estado de la educación en la República del Ecuador, al final de sus años de oficina, más o menos seguimos ahí, en donde comenzaron su ministerio. Es demasiado lento el progreso en la educación ecuatoriana, de manera general por supuesto, hay experiencias exitosas y ministros cumplidores de su tarea. Confío en Milton Luna, sus escritos lo delatan. Y por los resultados de las pruebas PISA hay motivos para creer, aun con los discretos resultados.
PISA son las siglas de Program for International Student Assessment y sirve para medir el provecho académico del alumnado en lectura, matemáticas y ciencia. El resultado dice que mejoramos en lectura, un chininín en ciencias y aún volamos bien bajito en matemáticas.
A los cincoagostinos (del colegio 5 de Agosto, Esmeraldas) de mi promoción no nos aterrorizaban las matemáticas, pero de un tiempo a este miércoles decembrino es la mentira terrorífica mejor conservada y transmitida de una generación a otra. Es el Papá Noel pero en la versión terrorífica de Jason Voorhees + Freddy Krueger. Los cuatro dedos de espanto algorítmicos de mi hija se los curé con lecturas del libro del babalawo de las matemáticas Adrián Paenza. ¡Un coñazo eso de joderles la vida a los estudiantes! Su libro (ahora que caminamos en lectura) Matemáticas… ¿estás ahí? Debería ser obligatorio para el profesorado y el alumnado, en ese estricto orden. Es la palabra suelta para aprender a querer a las llamadas “ciencias exactas”.
No escribo de oído, antes de leer a Paenza, ya lo sabía. El secreto es la palabra, su axê cognitivo adquirido mediante toda lectura y como concreción de ideas que, ordenadas por cierta lógica necesaria, devienen en conceptos (teoremas) axiomáticos. (O)
