Ecuador, 26 de Abril de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Fredy Lobato

La pandemia silenciosa

11 de abril de 2020 - 00:00

Las noticias falsas y las ambiciones políticas del correísmo no fueron las únicas que en Ecuador demostraron ser tanto o más peligrosas que el covid-19. La cuarentena sacó a la luz a escala mundial otras pandemias que son silenciosas en muchos casos y en otras tienen voz altisonante, porque aún claman odio y prejuicios: son la violencia intrafamiliar de género y la homofobia.

En redes circulan videos o memes satirizando el encierro al ridiculizar hombres “no acostumbrados a estar en casa” y cumpliendo “tareas femeninas”; sean hijos o esposos. El tiempo usado en ensalzar machismo o actitudes machistas masculinas, las personas podrían invertirlo en orientar a que los hombres –que se creen de vacaciones obligadas–, a saber convivir con sus hijos, ser responsables de tareas domésticas y dejar de mentalizarse que su deber es estar fuera de casa.
Las mismas redes han difundido el rebrote de femicidios.

Con urbes sitiadas mundialmente, la inseguridad callejera disminuyó drásticamente. Sin embargo, los casos que reporta el 911 refieren a violencia intrafamiliar. Sea violencia machista física o psicológica. Y sin duda debe haber aquella de hijos LGBTI que deben lidiar 24/7 con sus familiares homofóbicos.

Como decía una activista argentina en Twitter: “El femicida no es un loquito, tiene esposa, novia, algunas veces hijas. El femicida está en su casa.”

Y otra paradoja sale a la luz en crisis sanitarias así: el papel de la religión y de líderes religiosos. Tanto católicos como el Obispo de Cuernavaca, como un rabino israelí ortodoxo y el patriarca de la iglesia ortodoxa ucraniana salieron a culpar al orgullo LGBTI y al matrimonio de parejas del mismo sexo, de ser “los causantes del coronavirus”, por ser un castigo divino.

A la par cuestionaban las restricciones para asistir masivamente a cultos, “pues los templos religiosos no afectan a la propagación del virus”. Similar situación ocurría en Brasil donde tanto obispos evangélicos como el presidente Bolsonaro parte de estas iglesias, llamaban a sus fieles a ir a cultos o actos públicos. (O)

Contenido externo patrocinado