“Cuando se creía, que la injerencia del imperio yanqui había desaparecido de nuestro continente, ha vuelto a rondar”. Así se expresó en días pasados un conocido comentarista político latinoamericano. En efecto, determinados sucesos acaecidos últimamente lo demuestran: Primero.- Los actos de violencia que desde febrero soporta Venezuela, cuya intención ha sido dar un golpe fascista y apoderarse de su petróleo. Esta es la esencia del problema. Segundo.- Los planes de EE.UU. para desestabilizar al Gobierno de Cuba mediante el programa secreto ZunZuneo, una red de mensajería clandestina, diseñada en 2009 por la Usaid, dirigida a los jóvenes de Cuba para empujarlos hacia la disidencia, contra el gobierno revolucionario. Tercero.- La carta enviada recientemente por ocho senadores de EE.UU. a nuestro Presidente, en la que se critica al Gobierno, calificada por este como una clara intromisión en nuestros asuntos nacionales.
Aquello nos lleva a recordar la época en la que, con el argumento ideológico del anticomunismo, se derrocó mediante la intervención armada al gobierno democrático del presidente Jacobo Árbenz en Guatemala (1954). Y se instauró la dictadura militar fascista en Chile (1973). Ambos casos apoyados por la CIA. Y hoy esta ha regresado a comenzar una nueva era, con el respaldo de las técnicas de la guerra sicológica, usadas por los medios golpistas de la comunicación.
Luego de dos meses de sangrientos sucesos, el Gobierno venezolano y la oposición política decidieron dialogar, gracias a la intervención de la Unasur, instancia unitaria suramericana, creada el 17 de abril de 2007. El primer diálogo fue el 10 del presente mes, transmitido por todos los medios de comunicación. El segundo, el 15, y aunque en ambos se percibieron divergencias de fondo, son apoyados por el 90% de los venezolanos. Lo que hace presumir un posible acuerdo, en el marco del respeto a la Constitución y del rechazo a la violencia.
Cabe anotar que los diálogos se llevan a cabo en el momento histórico en que el actual presidente constitucional, Nicolás Maduro, cumple un año en el ejercicio de sus funciones. Dando continuidad al programa de gobierno que responde a la consecución de dos objetivos supremos: ¡Independencia y patria socialista!
Hacer realidad aquel programa alternativo en las condiciones actuales es muy duro, puesto que las armas que se utilizan hoy en día son fundamentalmente las ideas. Y el imperialismo estadounidense y sus aliados utilizan toda clase de mentiras, calumnias, manipulaciones antes y después de los ataques armados a nuestros países.
Lo que ocurre en Venezuela es una voz de alerta a los pueblos democráticos de la región que luchan por su definitiva independencia.
