Al día de hoy, llevamos 126 días que la raza humana conoce a la enfermedad covid-19. Parecería ser que se empieza a divisar la luz al final del tunel: a) Diario ABC: la aprobación de uso (de emergencia, en hospitalización y en casos agudos) dada por la FDA al fármaco Remdesivir (por su efecto “significativo y positivo” en cuanto a la reducción del tiempo de recuperación, como lo afirmó el Dr. Anthony Fauci, parte del frente de salud del Gobierno estadounidense); b) Grupo español Economía Digital: las compañías que continúan con los procesos de desarrollo de una vacuna (por ejemplo, el equipo de la Universidad de Oxford quienes anhelan, para la quincena de junio, tener respuesta preliminar de si el antídoto (con satisfactorios resultados en monos macacos) funciona en humanos); o, c) Diario La Razón: la conclusión que llegaron varios científicos de Corea del Sur aseverando que quienes han superado al covid-19 ya no se pueden ni volver a contagiar ni contagiar: explican que los resultados positivos de los test hechos a recuperados surgen debido a que las pruebas no pueden diferenciar partes inofensivas del vrius en el cuerpo post recuperación.

Dicho todo aquello, ¿Qué va a ocurrir en Ecuador a partir de hoy (inicio de la transición aislamiento-distanciamiento)? Por un lado, la mayoría de GAD Municipales han decidido continuar en rojo, y, por otro lado, aún se evidencia a hermanos en Guayaquil o Quito que muestran aversión tanto al distanciamiento como a las medidas de bioseguridad.

Preguntaba la anterior ocasión: “¿Puede Ecuador confiar ‘en la sociedad’? O, talvez, ¿Ir a una política pública aislamiento/libertad/freno?”. Para responder, cabe reflexionar: a) estrategia de Nueva Zelanda (confinamiento obligatorio sumamente estricto, eliminación (y no mitigación) de curva de contagios…); b) test masivos, como en Corea del Sur o en Islandia…

Sigo reflexionando… (O)