Ha manifestado que le gustaría colaborar con Banksy , utiliza predominantemente el color azul y últimamente el púrpura, graffitea en las calles porque las personas en Afganistán no suelen visitar las galerías, no ha dejado de pintar porque considera que el arte cambia la mente de las personas y las personas cambian el mundo, me refiero a Shamsia Hassani, una artista iraní que retrata los temores y las esperanzas del pueblo afgano.
Una maceta color negro portadora de un brillante diente de león es sostenida por una mujer afgana que tiene los ojos cerrados y se encuentra frente a la figura armada, oscura y de ojos enrojecidos de un talibán. En una mirada en secuencia, el macetero con el diente de león es escondido de los tanques, perdido en un barco de papel y liberado en un estallido, mientras la música es cobijada en un corazón quebrado. Estos son los graffitis de Shamsia que cubren los muros de Kabul, que narran también identidades camaleónicas que buscan sobrevivir a las violencias ocultando su origen de nacimiento, mientras esperan el fin de la guerra.
La toma talibán no solamente está dinamitando símbolos culturales y religiosos como parte del ejercicio del poder sobre el territorio, también ha puesto sus ojos sobre las mujeres con la violencia recargada que caracteriza su credo. No hace mucho tiempo, una bala rozó la cabeza de Malala Yousafzai por atreverse a soñar y decidir no abandonar la escuela, no hace muchas horas se ha impuesto nuevamente la ley islámica por sobre la vida de las mujeres, una ley que intenta “borrarlas” del campo de lo público, que las somete a la violenta y permanentemente vigilancia de la asesina policía religiosa.
Hoy en Kabul, las mujeres están siendo censadas, sus vidas están siendo administradas como si fueran objetos, y en simultáneo, cada día se cubren con pintura las imágenes con rostros de mujeres sin el velo dispuestas en el espacio público. El arte urbano de varias mujeres talentosas como Shamsia Hassani resiste, sus manos se aferran a la maceta negra “tal vez porque sus deseos crecieron en una maceta negra”, como señala la artista.
Si el mundo guarda silencio o es indiferente ahora, será un cómplice criminal de la continuidad de la violencia talibán.
