No. Ecuadorinmediato no se dejaría, de ningún modo, amordazar. Al contrario, quienes se amordazaron fueron aquellos medios y periodistas que obviaron la noticia. Mejor dicho: fueron censurados o se autocensuraron con un hecho de interés público por propia voluntad.
Cabe preguntar: ¿Qué impide a los diarios privados, a los canales comerciales y a las emisoras particulares publicar que los programas ‘El poder de la palabra’ y ‘Habla Pichincha’ ya no salgan más en las radios Municipal y Distrito, de Quito? ¿Tienen alguna explicación razonable, ética, profesional y política para ello?
¿Y la misma pregunta no corresponde hacerla a los gremios de periodistas y empresarios de la comunicación? ¿No han sido todos ellos defensores de la libertad de expresión y de luchadores acérrimos contra todo tipo de censura?
Pero no importa, con callarse el hecho no ha pasado desapercibido, y menos ocultado. Ecuadorinmediato es un portal de noticias leído por muchos más ciudadanos que lo que otros medios tienen en sus registros reales. Y por eso mismo su incidencia sobrepasa lo que esos periódicos, canales y emisoras callan u ocultan (basta revisar los archivos).
Hay algo más en esto: la disputa política se ha establecido en el campo de la comunicación y del periodismo. Los medios -ya se sabe- han reemplazado a la oposición política y han contribuido al descalabro de los partidos políticos. En ese terreno se definen, incluso, los conflictos para saldar cuentas o colocar a los adversarios en la posición de derrota o de victoria. Y por ello es importantísimo contar con medios de prensa en la agenda de poder.
La diferencia es que ahora hay medios públicos, privados y comunitarios. Y, pese a quien le pese, la diversificación del campo de disputa también entra en esa realidad. Si hace unos años hubiese ocurrido un hecho de esta naturaleza, casi nadie se habría enterado del acto de censura ocurrido en la alcaldía de Mauricio Rodas Espinel.
De otro lado: las libertades de expresión, de prensa y de pensamiento no son meros discursos o consignas contestatarias. Y al mismo tiempo, el poder no es solo un sinónimo de gobierno. Con lo ocurrido con Ecuadorinmediato se ha probado que las libertades son hechos concretos y realidades plausibles, pero su apoyo y sostenimiento se traducen en actos y medidas transparentes. Igualmente, el poder de un municipio o de un alcalde es de tal dimensión que con mover un dedo se puede cerrar un programa y dar al traste con el discurso de las libertades. De hecho, abordar un tema complejo como el cierre de un programa no se resuelve con una disculpa.
Por ahora, todo está más claro: buena parte de la prensa privada apoya a Rodas. Su sintonía obliga a esa prensa a ser transparente: si su opción política es la derecha (ahora simbolizada en el alcalde capitalino) basta con que lo hagan público y desde ese lugar de enunciación expliquen cada día por qué no difunden, ocultan o tergiversan su agenda informativa diaria. Eso es mucho más responsable y político para entender su papel en la democracia.
