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El Telégrafo

Messi, fundamentalista

03 de mayo de 2011 - 00:00

El fundamentalismo es cosa de las religiones y de la política, reza por ahí. La historia avala la penosa sentencia. Ahora mismo estamos viviendo un momento de extrema delgadez, con mucha gente caminando por la cornisa, más ruido que cualquier otra cosa.

A la llamada oposición no se le ha ocurrido nada sustantivo para decirle “No” a la consulta, lo que he visto y oído me resulta muy deleznable, las mismas mentiras, la misma propaganda.

Los ex correístas, si ellos ayudaron a forjar la figura de Rafael Correa, son los que quizá más sorpresa suscitan. No por el nivel de debate, el asombro se da por el cinismo alcanzado. En campaña todo vale, parecen decirnos, y no importa que luzcan mezclados con colores y sabores impensados. Algo de pudor debieron manejar, algo de escrúpulos para que no parezca que un enorme resentimiento los anima, los ciega.

El pueblo no vota por un gobierno que solo haga carreteras, dice Manuela Gallegos, otrora tan cercana a la revolución ciudadana. Ella sabe que son muchos los cambios que se han empezado a vivir, semejante reduccionismo le hace el juego a la vieja política, esa a la que no le importó la educación, la salud, la seguridad social. Ella sabe que abatir la enorme pobreza que generó el liberalismo económico tomará mucho tiempo, pero también sabe que hay que sostener las políticas sociales para que de verdad se consolide este cambio.

No sé si fue trampa mediática, así que las palabras de María Paula Romo, como dando por válidas las expresiones de Enrique Herrería -ex Madera de Guerrero, derecha pura y dura- sobre la supuesta complicidad de Nebot con este gobierno, resultan asombrosas. Todo se ha mezclado, la confusión es enorme y ya no tiene sentido, valor político, preguntar, al menos desde ahí, ¿quién jodió al país?

Que Gutiérrez sea el gran opositor a vencer ya habla de la pena de esta política, y que los demás anden como a la saga de tanta pobreza intelectual y moral, sin haber podido tomar distancia porque el momento es así de perverso, porque así de absurdas son las campañas. Las distancias de Acosta, desde el buque escuela Guayas hasta estos días, me parece que solo debilitan. Un personaje con ese nivel de responsabilidad, tan cercano, tan “hermano” de Correa, debió quedarse adentro. ¿O es qué así son siempre estos seres solitarios, incapaces de ir hasta el final del sueño que ayudan a construir?

Messi es el único fundamentalista divertido. En donde los demás vemos chaquiñanes, enjambre de piernas, él ve una iluminada avenida con un arco repleto de luces al final. Ha sido el escape, la evasión, ante tanta miseria política e intelectual.

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