“Soy un hombre de honor. Si lo dicho en mi artículo no se ajusta a la verdad, pido disculpas al Sr. Long. Retiro lo dicho”, escribió en su cuenta de Twitter el excanciller Francisco Carrión. ¿Se podrá retirar lo dicho, cuando ya fue leído por miles de personas y replicado por centenares de usuarios en redes sociales?
Realizar afirmaciones falsas, decir mentiras y propagar rumores malintencionados es una práctica tan común en la oposición que llama la atención que se pida disculpas. Claro, Carrión lo hizo luego de que Long, a través de una carta al diario, le pidió rectificar. Eso sí, es el único que lo ha hecho, y de ahí su mérito. Y debería ser un ejemplo a seguir, pero dudo que otros lo hagan. Es más, Long sigue esperando las disculpas de Zalles y Gallardo.
Las redes sociales, blogs digitales y los propios medios de comunicación -periódicos, revistas, radio y televisión privados- están plagados de informaciones falsas, de mentiras y de rumores malintencionados, muchos de ellos son absolutamente ofensivos e injuriosos. Es el pan de cada día. No hay otra forma de hacer oposición que la mentira y la calumnia.
Por ejemplo, hace un par de semanas se colgó un video de un vuelo de Cuenca a Quito, en el cual supuestamente todos los pasajeros gritaban ‘fuera Correa, fuera’. Era manipulado; la verdad es que se trataba de una militante de CREO y sus acompañantes. Y en esta semana se colgó otro video en el cual, en el Centro Comercial San Luis, durante la compra de entradas para el partido de Independiente con Nacional, la gente habría gritado ‘fuera Correa, fuera’ ante el pedido de firmas para la reelección. La verdad es que el video fue manipulado, no había tal recolección de firmas y la protesta de la gente era frente al desorden en la adquisición de las entradas.
Estas prácticas forman parte de una estrategia planificada por la oposición para falsear la realidad y para hacer de la mentira un arma de manipulación política. Se trata de generar una sensación -percepción- de descontento y de rechazo a la gestión gubernamental. Mentir y manipular para minar la credibilidad del Presidente y del Gobierno.
Y este será, sin duda, el eje de la campaña electoral que se avecina. Denuncias diarias y constantes, no importa que sean infundadas o que se trate de rumores o de manipulaciones. Aunque, y hay que decirlo, también desde el Gobierno se dan motivos. Solo por citar un caso, el tema de la deportación de los ciudadanos cubanos fue tan mal manejado que se permitió que la oposición posicionara su versión. Y solo una semana después el propio Presidente, en el enlace, explicó de qué se trataba.
Pero no solo Carrión pidió disculpas, también el presidente Correa lo acaba de hacer. Y lo hizo también en su cuenta de Twitter: “En el último enlace afirmé que la UEES arrendaba sus edificios a una empresa vinculada en Panamá. Esto no es cierto. Se trata de una confusión -terrible- del SRI”. Bien por el Mandatario, que pida disculpas y rectifique. Lo cortés no quita lo valiente, se dice.
Pero sobre todo es de mínima responsabilidad ética hacerlo. Por ello, ¿será mucho pedir al resto de la oposición -o al menos a los editorialistas o generadores de opinión serios y responsables- que si nos equivocamos -de buena fe- rectifiquemos y pidamos disculpas? (O)
