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El Telégrafo
Carlos Silva Koppel

Memorias de genios y tiranos

08 de julio de 2019 - 00:00

Los grandes artistas suelen engañarnos y nada supera a la música de los genios de la historia. Para los melómanos no hay mejor sinfonía que la Eroica de Ludwig van Beethoven, escrita para el “liberador” de Europa.

Pero la sinfonía cambia de nombre cuando Napoleón se auto proclama emperador. Sin darnos cuenta, de parecer un homenaje a Bonaparte, se convierte en un tributo a la utopía del hombre bueno y luego en otro momento de la pieza, con tonalidad sombría, toma forma el funesto evento del nacimiento de un corazón ambicioso. Beethoven sabía que cualquiera que solo obedezca a su ambición, se convierte en tirano.

No importan los ropajes, nombres, causas “nobles” que se usen, quien tiene hambre de poder corre el riesgo de convertirse en un vil tiranuelo. A veces de mala calidad y de poca monta, por lo general, lleno de muletillas que solo hacen el ridículo ante las miradas inteligentes: “somos de manos limpias”; “el que nada debe, nada teme”; “la verdad nos hará libres”; “Dios les bendiga”.

En junio se cumplieron 60 años de la mayor masacre perpetrada en la era republicana de nuestro Ecuador, de la que el Estado solo reconoció 16 muertos, cuando se decía que fueron alrededor de 500. Una historia poco recordada, silenciada, confusa, ni siquiera vista en las escuelas de manera profunda.

En aquella matanza, del 2 y 3 de junio de 1959, el conservador, católico militante, fundador del Partido Social Cristiano, Camilo Ponce Enríquez, era el Presidente de la nación. La “aristocracia” guayaquileña aplaudió la ejecución del entonces mandatario, se le consideró un héroe y seguramente para algunos lo siga siendo. Se catalogó a los acribillados por el Estado como marihuaneros, delincuentes y prostitutas.

Recordar estos eventos deleznables que se suelen tapar desde las plataformas mediáticas, nos hacen acuerdo de dónde surgen ciertas ideologías, hacia dónde nos conducen nuestras prácticas discriminatorias diarias y que debemos saber identificar a tiranuelos, como hizo Beethoven. (O)

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