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El Telégrafo
Rebeca Villota

Lo invisible

24 de abril de 2022 - 00:00

Lo invisible cuenta la historia de una mujer severamente afectada por una depresión posparto que regresa a su hogar después de haber pasado por un centro psiquiátrico.

Tristeza continua y profunda, cambios de humor repentino, ansiedad, angustia, soledad, irascibilidad es lo que siente la actriz Anahí Hoeneisen en su papel de Luisa, la protagonista de la película “Lo invisible”, dirigida por el ecuatoriano Javier Andrade.

En el filme se evidencian estas emociones y como su familia y amigos las invisibilizan, pese a que, en momentos, tantos laberintos emocionales, alcanzan niveles de locura.

Entre tanta angustia y desamor me conmovió la presencia de la nana, interpretada por Matilde Lagos. Esta relación es quizás el único lugar seguro para Luisa que, además en su desequilibrio emocional, busca desesperadamente llenar un profundo vacío afectivo, que nada lo llena. Nada es suficiente, ni el dinero, ni la casa grande y lujosa, ni los hijos o la decena de empleados.

Y es que las enfermedades mentales no tienen una razón concreta. La depresión postparto es una enfermedad mental grave que afecta la salud física y conductual de muchas mujeres. Según la OMS, su incidencia mundial es del 15%, y es una de las causas más importantes de muerte materna durante el período perinatal.

Este es el lado amargo de la maternidad. Muchas mujeres mueren porque la sociedad no entiende que es una enfermedad mental. Muchas mujeres la padecen en silencio ante el temor de ser juzgadas por no disfrutar a plenitud la “maravilla” de la maternidad.

Generar conciencia sobre esta realidad y empatía hacia las personas que padecen estos trastornos mentales es sin duda una de las reacciones que en muchos habrá provocado “Lo invisible”.

En la película, Luisa escapa a su realidad y desaparece en el bosque, mientras en su casa hay una fiesta. Irónicamente padres, esposo, doctora y amigos beben, comen y ríen como si nada pasara, como si nadie faltara.

La depresión de Luisa no es que no se ve, sino que rehúye ser vista. Es más cómodo invisibilizar el trastorno que enfrentar el desafío.

Quizás al final Luisa encuentra la verdadera liberación.

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