Los contenedores con la nueva unidad llamada Cóndor deben seguir esperando en el rincón del puerto donde ‘Alguien’ los vio. Otro dijo que “nos van a quitar los guaguas”, y yo me hice la ilusión de que sí, tal vez, aunque sea una semanita, pero nada, ¿se acuerdan? También se iba a ahuyentar la pesca de la isla Puná con la extracción de gas, y hasta hubo un conato de gresca, pero ahí siguen los peces.
Ahora la intelectualidad ecuatoriana toda se puso mal, pero grave, porque ya está el decreto para crear una ‘Agencia de control de la cultura y el patrimonio’ que no nos iba a dejar ni cantar, ni hacer canciones, ni tocar música, ni componerla, ni pintar, ni esculpir, ni actuar ni escribir nada sin pasar por finísimos filtros de corte estalinista todo lo que nuestras mentes inspiradas y nuestros corazones sensibles quisieran manifestar a través del arte y la cultura. Mejor dicho, parecía que la tal Agencia ya estaba creada, con edificio y todo, en algún misterioso lugar del suelo patrio que todavía nadie había visto ni podido conocer. Pero de estar, estaba, no había que dudarlo.
Como siempre, el papel (llámese borrador, decreto, proyecto…) ya estaba. ‘Alguien’ lo había visto. ¿Quién es Alguien? No tenía nombre, ni apellido ni tipo de sangre; pero de saberlo, lo sabía. Verídico. Y sin comprobación ninguna, los editorialistas de los periódicos, los twitteros, los facebookeros, los vetuasaber qué mismo ya comenzaron, los más sensibles, a lloriquear; los más groseros, a insultar, y entre todos a clamar a Dios y a mentar madres ajenas porque la cultura, tal como la hemos conocido hasta hoy, está en gravísimo peligro.
Como ya se ha visto, y antes de escribir este artículo, yo también clamé, pero para poder conocer el texto completo del decreto de creación de esa cosa que ya iba por el primer aniversario y sin embargo nadie sabía a ciencia cierta dónde quedaba ni de qué se trataba. En cuatro o cinco días, no llegó. Los pajaritos que nunca faltan, cantaron en mi ventana que se ‘filtró’ la información sobre el borrador de un documento al que le falta mucho para ser tal. Y hay más preguntas: ¿quién filtró? ¿El famoso e ínclito ‘Alguien’? ¿Con qué objetivo? ¿Otro episodio del ga-de-jo crónico de una oposición que, a falta de argumentos y sin ninguna ética, recurre al chisme de vecindario a ver si alguna vez da resultado?
Triste cosa es el pueblo (por intelectual que se muestre) que ni siquiera es capaz de confirmar bien un rumor antes de armar el correspondiente escándalo.
