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El Telégrafo

Las leyendas vivientes del tenis

23 de junio de 2012 - 00:00

El 19 de junio pasado se cumplieron 45 años de una de las mayores hazañas deportivas de nuestro país, el 19 de junio de 1967 el equipo ecuatoriano de Copa Davis derrotó al poderoso combinado de los Estados Unidos, uno de los grandes favoritos a conquistar la famosa Ensaladera de Plata ese año.

La sede del encuentro fue el Guayaquil Tenis Club, institución a la cual pertenecían todos los integrantes de la escuadra nacional, conformada por Miguel Olvera, Francisco “Pancho” Guzmán, Eduardo Zuleta, Washington Suárez y el capitán Danilo Carrera.

Todos ellos se habían crecido jugando sobre estas canchas de arcilla y conocían el estadio Francisco Segura Cano como la palma de sus manos, la superficie lenta suponía una ventaja, pues los norteamericanos, especialmente su primera raqueta, Arthur Ashe, se desenvolvían mejor sobre superficies duras, rápidas, donde predominaba el juego de servicio y volea.

El número dos, Cliff Richey, era el más joven de los visitantes y se sentía bastante cómodo sobre el polvo de ladrillo; los doblistas Marty Riessen y Clark Graebner eran considerados como la pareja número 2 del planeta; su capitán era el experimentado George MacCall. Los estadounidenses eran, sin lugar a dudas, amplios favoritos  y probablemente ni el más ferviente hincha hubiese apostado por el triunfo ecuatoriano.

Pero una victoria de esa magnitud no se consigue sin que los jugadores crean en esa posibilidad y se preparen a conciencia con la firme convicción de que se puede conseguir el objetivo, por más difícil que parezca. En el único enfrentamiento previo entre ambos países,  en San Luis, Missouri, sobre cancha de arcilla en 1961, Estados Unidos había sido el claro ganador. Dennis Ralston, Chuck McKinley y Tut Bartzen eliminaron al equipo integrado por Miguel Olvera y Eduardo Zuleta por 5-0.

Los americanos tenían tanta confianza en que ganarían la Copa Davis en 1967, que preparaban una película, documentando paso a paso su ruta hacía el título  y comenzaron bien, con una victoria sobre Caribe/Indias Occidentales en Puerto España, Trinidad Tobago por 5-0, a continuación derrotaron a los mexicanos sobre la arcilla roja de Ciudad de México con un claro 4-1 y en su tercera serie consecutiva como visitantes en Guayaquil, no esperaban tener mayores inconvenientes para ganar la zona americana, el equivalente a ser campeones de América y clasificar a la disputa interzonal contra España.

Pero los ecuatorianos también llegaban llenos de confianza a este duelo, tras derrotar en Buenos Aires a la siempre difícil Argentina por 4-1. El viernes 17 de junio, ante un público que abarrotaba las instalaciones del club del Salado, abrieron la serie Cliff Richey y Pancho Guzmán, los visitantes habían declarado que respetaba el poderoso forehand de Pancho, pero Richey puso la serie 1-0  superándolo en cuatro duros sets 6-2, 2-6, 8-6, 6-4.

A continuación salieron a la cancha la estrella americana Arthur Ashe y nuestro crédito Miguel Olvera, Ashe se llevó el primer set por 6-4 y parecía que le daría el segundo punto a su equipo como la lógica indicaba, pero Miguel sacó a relucir su velocidad de piernas, su toque sutil y su gran inteligencia táctica para ganar los tres siguientes sets 6-4, 6-4, 6-2.

Ese triunfo fue muy importante, no solamente porque igualaba la serie, sino también porque los nuestros se llenaron de confianza. El aliento del público crecía cada vez más, al darse cuenta de que no era descabellado pensar en una victoria y los americanos empezaban, por primera vez, a tener sus dudas al sentir la presión. El partido de dobles era el punto que ellos consideraban como el más seguro, el que no podían perder nunca, el que les haría no solamente ponerse en ventaja, sino también recuperar la tranquilidad.

El primer set fue un 6-0 muy rápido para Riessen y Graebner, ambos muy altos, dotados de potentes servicios, agresivos y precisos en el juego de red, pero Pancho con su derecha y sus globos con top spin y Miguel devolviendo pelotas, aparentemente imposibles, ganaron los dos siguientes sets 6-4, 6-2. Los americanos se llevaron el cuarto 6-4, pero los nacionales se impusieron en el quinto set 8 a 6 ante el asombro de propios y extraños. Nuestro país quedaba a un paso de derrotar al gigante.

El cuarto partido entre Arthur Ashe y Pancho Guzmán era de vida o muerte para los extranjeros, una derrota los eliminaba, el triunfo los mantenía con vida y le daba a Richey la oportunidad de ganar la serie contra Miguel y salvarlos de la mayor debacle en la historia del tenis de los Estados Unidos.

Ashe comenzó con mucha confianza, subiendo a la red y atacando el revés de Pancho, ganaba el primer set 6-0, luego vino la recuperación del ecuatoriano, que se puso en ventaja dos sets a uno, en esa época no existía el tie-break, pero los jugadores descansaban durante 15 minutos después del tercer set, así que ambos se retiraron a los vestuarios.  Se supo posteriormente que el capitán MacCall golpeó uno de los casilleros lastimándose la mano, mientras vociferaba que si perdían comería la arcilla de la cancha.

Richey, al ver cómo su capitán perdía la cabeza, daba instrucciones y calmaba a Ashe; sus consejos parecieron dar resultado, pues su compañero ganó el cuarto set 6-0, mas en el quinto, Pancho supo manejar mejor la presión, dominó nuevamente el juego con su forehand  y con un 6-3 cerró el partido, además de la serie. El capitán Danilo Carrera, emocionado, saltó la red para abrazar a Pancho, pero se tropezó, cayó y se rompió un tobillo, de todas maneras eso no le impidió pararse y abrazar al héroe de la jornada.

Danilo regresaría a sentarse en la silla de capitán con un yeso en su pierna. El quinto partido entre Olvera y Richey, un encuentro de trámite, tuvo que ser interrumpido varias veces, ya que había gente afuera del club que pugnaba por ingresar a ser parte de la celebración y los aficionados que se encontraban dentro del estadio seguían festejando eufóricos.

Richey ganó el partido en cinco sets y el resultado final fue Ecuador 3-Estados Unidos 2. David había vencido a Goliat.
El martes pasado tuve la gran alegría y el privilegio de compartir agradables momentos, muchas anécdotas y recuerdos con Miguel Olvera, Pancho Guzmán y Eduardo Zuleta, en el justo y merecido homenaje que organizó el Guayaquil Tenis Club y su presidente Roberto Baquerizo Carbo  para estos pioneros que trazaron el camino a las generaciones posteriores. Héroes, leyendas vivientes del deporte ecuatoriano.

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