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El Telégrafo

La parálisis facial periférica idiopática o parálisis de Bell

13 de diciembre de 2011 - 00:00

La parálisis facial periférica idiopática o primaria es aquella que se presenta con comienzo agudo, más frecuente en el lado izquierdo de la cara y con causa no claramente conocida, se asociaba con el enfriamiento brusco del rostro (parálisis a frigore). Sin embargo, actualmente su etiología se atribuye a un proceso inflamatorio en el nervio debido a una infección viral (particularmente de la familia herpes virus).

La parálisis de Bell recibió su nombre de sir Charles Bell, un cirujano escocés del siglo XIX, quien fue el primero en describir la afección. En ella se altera la función del nervio facial, causando la interrupción de los mensajes que el cerebro  envía a los músculos faciales. Cada nervio facial inerva los músculos de un lado de la cara, incluyendo aquellos que controlan el  parpadeo, el cierre de los  ojos  y  expresiones faciales, como sonreír y fruncir el ceño.

Además, el nervio facial transporta impulsos nerviosos a las glándulas lacrimales, las glándulas salivares y los músculos de un  hueso del oído llamado estribo. El nervio facial también transmite sensaciones del gusto provenientes de la lengua.

Síntomas

Sus  síntomas son variables y fluctúan en gravedad desde una debilidad leve a parálisis total, pueden incluir tics, debilidad, o parálisis en uno o ambos lados de la cara, caída del párpado y de la comisura de la boca, babeo, sequedad del ojo o la boca, deterioro del gusto y lagrimeo excesivo de un ojo. Con mayor frecuencia estos síntomas llegan a su máxima expresión en 48 horas.

Otros síntomas pueden comprender dolor o molestias alrededor de la mandíbula, zumbidos uni o bilaterales, dolor de cabeza, pérdida del gusto, deterioro en el habla, mareos y dificultad para comer o beber.

Características:

1. Siempre unilateral.
2. Es total, es decir, involucra a los músculos inervados por la rama temporofacial y cervicofacial.
3. Pérdida total o parcial de los movimientos voluntarios, reflejos y automáticos.

Diagnóstico

El diagnóstico de parálisis de Bell se hace por los datos  clínicos, que incluyen un aspecto facial deformado y la incapacidad de mover los músculos en el lado afectado de la cara. La electromiografía (EMG) puede confirmar la presencia de daño nervioso y determinar la gravedad y el alcance de la participación nerviosa. Resonancia magnética o tomografía computarizada (TC) son de ayuda también.

Suele remitir en 2 o 3 semanas en el 50% de los casos, y la recuperación completa se consigue entre 3 meses hasta 1 año. Muy raramente los síntomas persisten por muchos años.

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