La omertà de la autodenominada ‘prensa independiente’

En estos últimos días hemos constatado la ‘evolución’ de la autodenominada ‘prensa independiente’, de actor político claramente identificado con posiciones antinacionales y neoliberales, a una condición claramente mafiosa.

Los alcaldes Rodas y Nebot tienen en la autodenominada ‘prensa independiente’ a sus mejores consigliere. Esta acaba de iniciarse en el sistema de la omertà, la ley del silencio, don Corleone estaría fascinado al observar cómo ha arraigado en la misma prensa ese invento siciliano.

Para la autodenominada ‘prensa independiente’, las administraciones de Rodas y Nebot navegan en un mar de normalidad, han firmado un pacto de silencio. Para esa prensa no es problema que Nebot sea el único alcalde que persiste en actitudes políticas anacrónicas que van contracorriente del gran esfuerzo reinstitucionalizador que está prendiendo en los GAD para atender los servicios cotidianos de los ciudadanos. Nunca antes como ahora, Nebot ha ratificado su condición de líder local.

Por primera vez en nuestra historia se están delimitando claramente los espacios y competencias que corresponden a cada nivel de gobierno, lo que generará un excepcional círculo virtuoso en aplicación de presupuestos y políticas públicas. Sin embargo, para la ‘prensa independiente’, no pasa nada, oculta la ineficiencia de determinadas administraciones municipales.

Y como para amortiguar su mala conciencia, escuchaba a un conocido entrevistador radial decir como amenaza, que él sabe muchas cosas de este gobierno, pero que... Bueno, ¿por qué no las dice? Se volvería cómplice si conoce de actos de corrupción o de otra naturaleza y no los denuncia. ¿O qué sucede? Se usa la ‘noticia’ como parte de una estrategia política; es decir, se espera alguna campaña electoral o algún escenario que facilite algún linchamiento mediático.

La población está ávida de un periodismo honesto y que informe correctamente, sin manipulaciones. El problema no está en la lástima que nos generan periodistas que fingen entrevistar a sus invitados, sino en que no solo no se investiga -como es su función-, sino que se encubran totalmente hechos que por otros medios son vox populi. Se acogen a una omertà mediática mafiosa.

Al parecer, los ciudadanos no están del todo conscientes de la potencial gravedad de los últimos hechos. ¿Cómo es posible que, para la autodenominada ‘prensa independiente’, temas que son importantes para institucionalizar definitivamente el funcionamiento de los GAD pasen desapercibidos?

Se aludirá que la linchada Ley de Comunicación es la responsable de la autocensura, pero no es así. Solo es cuestión de observar cómo actúan de manera evidente y sin ningún freno cuando un determinado problema recae en el campo que tienen por consigna atacar.