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El Telégrafo
Carolina Lanas

La memoria de la vaca

21 de abril de 2018 - 00:00

Pocas veces nos acordamos de dónde venimos, cómo aprendimos y lo que fuimos. Tan poco lo recordamos que somos capaces de juzgar a los que están pasando por lo que nosotros pasamos, haciendo lo que nosotros hicimos. La experiencia nos puede hacer más sabios, pero también puede volvernos más soberbios y arrogantes.

A menudo escucho a los adultos cuestionar las actitudes de los más jóvenes: el desorden de los niños, los portazos de los adolescentes, los sueños de los recién graduados y el cansancio de los empleados primerizos. Veo a profesionales burlándose de las personas que actualmente ocupan los cargos donde ellos empezaron su largo y exitoso camino.

Solemos criticar a la gente que en sus relaciones de pareja cometen los mismos errores que nosotros alguna vez cometimos.

Cuestionamos a los que toman las malas decisiones que nosotros tomamos. Nos negamos a comprender y tolerar las actitudes de los que actúan como nosotros lo hicimos en la misma situación. Y aunque no siempre lo hacemos con mala intención, siempre incomoda.

Muchas veces no recordamos lo difícil que alguna situación pudo haber sido (un error, la pobreza o un accidente) y nos dedicamos a criticar como si haber pasado por algo así involuntariamente nos hubiera hecho más valiosos que los que recién empiezan su tortuoso y duro camino.

Somos adultos (muchos con hijos) que olvidamos que alguna vez fuimos niños tercos, desordenados, que peleábamos con nuestros hermanos; y que también fuimos adolescentes incomprensibles, que nos arriesgamos por un amor que no valió la pena, que lloramos sin consuelo porque nos rompieron el corazón, que nos aislábamos y luchábamos con uñas y dientes por nuestra “privacidad”.

Nos olvidamos que todo lo que somos es resultado de nuestras propias experiencias, no de las ajenas, y peor aún, pretendemos que los demás no tengan las experiencias y sepan lo que nosotros sabemos. Al parecer, es más fácil mirar cerca y por debajo del hombro que mirar atrás y recordar. Bien dice el dicho: “La vaca se olvida de que fue ternera”. (O)

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