No faltó tiempo para que la cuestionada maniobra judicial de Jorge Yunda a su favor, por parte de la Corte de Pichincha, lleve al correísmo (no sabemos si actúan unidos o divididos o es una maniobra de distracción), a hacer filas a favor de su exmilitante.
Entenderíamos que nunca dejó de serlo. Su elección de 2019, ratificó la estrategia de dispersión electoral con varios adherentes de esta corriente –como candidatos– para hacerse con la Alcaldía. El correísmo nunca perdonó a Mauricio Rodas haberles arrebatado Quito en 2014.
Recordemos que antes de su posesión, Rodas fue blanco de ataques en redes para desprestigiarlo, acentuados durante su alcaldía, ante cualquier error o falla –que los hubo y muchos– sobredimensionándolos o creando falsas noticias. Estrategias de redes de trolcenters correístas. La derecha en tanto, nunca lo perdonó ser pusilánime con su vecino de Carondelet.
Con Yunda retomaban políticamente Quito, pese a su ajustadísimo triunfo. Pero de ahí vinieron las revelaciones en pro del correísmo tras las protestas de octubre de 2019. Luego de ese episodio, salieron a México asambleístas correístas que “controlaban” las zonas rurales de Quito, donde la estrategia era caotizar y cercar la capital.
Tras no poder derrocar a Lenin Moreno ni controlar Quito, el correísmo se volcó a proyectar a Yunda como gestor eficiente durante la pandemia, un potencial presidenciable. Pero se chocaron con la realidad: la corruptela municipal. Una de tantas, los chats de Sebastián Yunda gestionándose contratos, pagos y nombramientos.
Un correísmo desesperado cierra filas en manipular el discurso, obviando la corruptela yundista, ¿novedad? Enfocando el discurso en la legitimidad de éste como triunfador de una elección, cuando ganarla no avala ninguna corrupción, investigación y remoción; o al debido proceso, soslayando la sentencia del Contencioso Electoral; entre otras irregularidades judiciales. Quieren enfrascarlo en la victimización de Yunda, la lucha de clases, desprestigiando la Cámara de Comercio, exalcaldes, la prensa y hasta la clase media –los nutellas; es decir, la estratagema de la década pasada.
