En los países de la península Ibérica (España, Portugal), el agua y sus embalses, además de cumplir con los objetivos para los cuales fueron construidos, constituyen importantes centros dinámicos para la promoción del turismo en el área de su influencia, para lo cual promueven la investigación científica y así establecen técnicas de control de calidad de estos cuerpos de agua y la eficiente operación y mantenimiento de sus instalaciones.
En zonas latitudinales templadas (donde están localizados países como los anteriormente indicados), sus embalses han sido calificados como oligotróficos, lo cual significa un cuerpo de agua con baja productividad primaria y escasos nutrientes, algo poco favorable para la proliferación de malezas acuáticas. Estos lagos con bajas temperaturas estacionales permiten el vuelco del agua oxigenando los estratos superficiales, manteniendo la buena calidad para sus usos.
En los trópicos es diferente: las temperaturas climáticas estacionales son pequeñas. El agua superficial oscila entre 20º - 30º C, manteniéndose casi constante durante todo el año. En consecuencia, el vuelco de los estratos de agua es débil, obstaculizando la oxigenación, lo cual añadido a la invasión de las malezas acuáticas, favorece su eutrofización, aumentando los costos de tratamiento y de la operación y mantenimiento de sus obras.
La investigación y las técnicas para el manejo de embalses tropicales no han progresado con el mismo énfasis que han tenido las construcciones civiles que significan grandes inversiones de los países subdesarrollados.
Las represas son intervenciones drásticas en el medio ambiente y por sus cuestionamientos en 1997 se constituyó la Comisión Mundial de Represas (CMR), que se encargó, entre otras cosas, de analizar los efectos negativos de estos proyectos, formulando el Informe Represas y Desarrollo, un nuevo marco para la toma de decisiones, publicado en 2000. Sin embargo, las recomendaciones presentadas en dicho informe no han sido ampliamente difundidas ni acatadas por los gobiernos y empresas que intervienen en el gran negocio de la construcción.
Los embalses son indispensables para el desarrollo en países como el nuestro, con temporadas lluviosas y secas marcadas. Para dimensionar su beneficio es necesario recordar las vicisitudes por falta de agua sufridas en Guayaquil, durante las prolongadas sequías, o las inundaciones en el valle del Daule, con pérdida de las cosechas de arroz, alimento básico de nuestra población.
