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El Telégrafo

La hidrología medicinal

20 de octubre de 2011 - 00:00

En Europa,  las investigaciones realizadas en las ramas de la Hidrología Medicinal vuelven a insistir en el uso de las aguas termales y minerales contra las llamadas “enfermedades de la civilización”, relacionadas a la polución del agua, de la atmósfera y de los suelos, o a causas ocasionadas por el ruido, el estrés y el ritmo de la vida moderna. “Para las enfermedades agudas se deben emplear los medicamentos; para las crónicas y rebeldes solo las aguas termales y minerales”.

En 1892 el científico alemán Teodoro Wolf, en su obra capital “Geografía y geología del Ecuador”, señala: “El Ecuador es muy rico en aguas termales y minerales, de toda clase, especialmente en las regiones andina e interandina; pero el uso que se hace de ellas es casi nulo. Es conocido cuántos progresos ha hecho en el mundo civilizado la hidrología medicinal, también podemos determinar cuán preciosos remedios poseemos en ciertas aguas minerales para el tratamiento de varias enfermedades. El Ecuador posee tales aguas en abundancia, pero sus médicos no las conocen, dejan su aplicación a la gente pobre e ignorante y las tratan con el mismo desprecio como a los remedios naturales del país”.

Han pasado 119 años desde que Teodoro Wolf escribió sobre la bondad y propiedades de las aguas termales y minerales del país. Lamentablemente hasta ahora, salvo casos aislados, no se ha hecho nada por estudiarlas. Existe un total desconocimiento sobre ellas, incluso de parte de instituciones que deberían investigarlas como son las facultades de Química y Medicina de las universidades, del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, de los ministerios de Salud, Turismo y del Ambiente.

A diferencia de los medicamentos, las aguas termales y  minerales no necesitan  prescripción médica o receta para ser aprovechadas. A través del tiempo ha sido la sabiduría, la tradición y las culturas ancestrales las que han llevado al hombre a hacer uso del prodigio de este recurso invalorable. Atahualpa, luego de la guerra fratricida con su hermano Huáscar, se encontraba restableciéndose de sus heridas en las aguas termales de Cónoc, cerca de Cajamarca, cuando fue tomado preso por los españoles.

En el Ecuador, una de las tareas prioritarias es formar médicos y tecnólogos, para que realicen el manejo racional y científico de este recurso.

Por su composición química y mineralógica, las 167 fuentes de aguas termales y minerales documentadas en el Ecuador se clasifican en: cloruradas 9, acídulo-alcalinas 19, bicarbonatadas alcalinas y mixtas 40, ferruginosas y arsenicales 15, sulfuradas 5, sulfatadas alcalinas y mixtas 7, radioactivas 2, raras 2, no estudiadas  68.

En el territorio nacional solo la intervención del Estado, consciente de la importancia de este recurso, permitirá hacer uso racional y técnico de las aguas termales, minerales y naturales de manantial en bien de la salud, del termalismo social y del turismo ecológico comunitario.

*Doctor en Geología

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