El 13 de mayo se celebra en el mundo católico la fiesta de la Virgen de Fátima. Dejando aparte este culto, lastimosamente apropiado por grupos fascistas del Brasil, quería hoy hablar de la mujer que dio fama al nombre de Fátima. La población portuguesa de Fátima, donde ocurrieron las famosas apariciones en 1917, fue fundada por los musulmanes hace varios siglos.
Ya en manos cristianas, en 1568, se convirtió en una parroquia de un pueblito de pastores de ovejas. En 1917 ocurrieron las famosas apariciones a las tres pastorcitas portuguesas. ¿De dónde sacaron el nombre de Fátima los musulmanes? Existe una leyenda sobre una princesa musulmana de ese nombre, pero al no existir pruebas documentales en una época en que ya había documentos escritos, debemos optar por lo más lógico.
Para los árabes que invadieron la península ibérica el siglo VIII, ya era conocida la gran figura de Fátima, hija del profeta Mahoma. Esta mujer extraordinaria ha querido ser opacada por grupos machistas dentro del Islam. Pero su figura tan destacada nunca ha dejado de ser admirada por los musulmanes. Se casó con Alí, primo del profeta. Pese a la costumbre de la poligamia entre los árabes, Alí nunca se atrevió a tener una segunda esposa, aunque legalmente pudo haber tenido hasta una cuarta.
Parece que Fátima fue siempre partidaria de una religión más tolerante y por eso fue perseguida, al punto que, tras la muerte del profeta Mahoma, pidió a su esposo que cuando ella muriera, se mantuviera en secreto el sitio preciso de su tumba. Sus dos hijos varones, Hasán y Huséin, fueron después reyes (califas). La muerte de Fátima trajo la gran división que hasta ahora vive el Islam.
La mayoría (sunita) considera que cada pueblo musulmán es libre de elegir su destino (no necesariamente republicano, más bien monárquico en muchos casos) y no tiene clérigos (excepto un imán o encargado de cada mezquita o iglesia). La minoría (shiíta) cree que solo los descendientes de Fátima tienen derecho a ser gobernantes y mantiene un rígido sistema de clérigos (como los ayatolas en Irán. el único país de mayoría shiíta).
Es una lástima que el verdadero ideal fatimí, la tolerancia, se perdiera en la historia.
