Mientras en Urugay, Raúl Sendic acusado de malversación de fondos público renunció a la Vicepresidencia, en el Ecuador un Contralor detenido sigue en funciones; el Defensor del Pueblo despacha desde la cárcel; y “el removido” se aferra al cargo de Alcalde Metropolitano abusando del derecho “cueste lo que cueste”.
Estos días los habitantes de Quito hemos asistido a una obra de teatro en donde frases como “pensé que chateaba con sus amigos o sus fans” más que risa nos genera indignación. Yunda montó varias escenas durante la semana, primero una acción de protección sin pies ni cabeza, en donde sus abogados se fueron contra el informe de la Comisión de Mesa, acto de simple administración que no genera efectos jurídicos contra terceros, y por lo tanto no puede ser sujeto de una acción de protección.
Posteriormente “el removido” inicia una agenda de medios, dando entrevistas a quienes han sido sus mayores críticos, usando los micrófonos que había despreciado; y todo esto mientras en sus panas elaboran videos en donde un descompuesto Jorge, cansado, ojeroso y sin ilusiones, intenta dar la imagen de que se va a quedar, de que a él nadie lo remueve.
“El removido” recorre ciertos mercados acompañado de dirigentes cuestionados que son su único respaldo, y sabrán solo ellos el costo de ese “apoyo” para la administración municipal, una factura política que la pagará la ciudad.
Finalmente la audiencia de la acción de protección presentada por “el removido” se reinstaló ayer, con una atropellada dirección por parte de la jueza Domínguez, quien instaló la audiencia con retraso; por fuera de toda lógica dejó que la defensa de Yunda interponga un segundo “amicus curiae”; y violando el procedimiento, permitió se discutan elementos que nada tenían que ver con el fundamento de la acción constitucional para nuevamente suspender la audiencia.
Podemos decir que “el removido” ha aplicado la estrategia de la garrapata: “él no se mueve hasta que lo saquen”.
