Las drogas constituyen un muy grave problema para todos los seres humanos. Directa o indirectamente, en forma activa o pasiva, toda la humanidad se encuentra involucrada. Como autores, cómplices, encubridores, desconocimientos, desinformaciones, indolencias. Indiferencias o miedos, formamos parte del problema de las drogas. Con actitudes activas y positivas, cada uno de nosotros, formamos parte de las soluciones. El problema de las drogas es integral: tiene que ver con cada uno de los aspectos, niveles y edades de seres humanos y abarca a todas las instituciones y organizaciones públicas y privadas de las sociedades y países. Las drogas, las armas y las medicinas se encuentran entre los más grandes negocios en todo el planeta.
El tema de las drogas debe ser un eje transversal que debe atravesar a todas las familias, el sistema educativo, las instituciones públicas y privadas, sin excepciones. El primer frente de prevención y de lucha contra las drogas es la familia. Los padres deben dar buenos ejemplos e integrar el amor y ser inclaudicables frente a los desvíos de los hijos. Los educadores, como decía Manuel Agustín Aguirre, “deben ser un espejo en el cual deban mirarse sus discípulos con orgullo” y a través de cada una de las asignaturas, aprovechar los contenidos y que se conviertan en una oportunidad para examinar el problema de las drogas.
Las organizaciones e instituciones que forman parte de las comunidades y países se convierten en el gran campo de batalla de las drogas. La revolucionaria Dolores Ibárruri decía que “la juventud no es una incógnita: es un espejo terso y pulido en el cual se refleja el ambiente en que nace, crece y se desenvuelve. Y si en ella surgen brotes viciosos, no es de ella la culpa, sino del ambiente donde vive”. Por encima de los países se encuentran las empresas multinacionales de las drogas. Y en la cúspide los poderes imperiales ocultos de quienes dominan el mundo y que utilizan a las drogas para controlar a gran parte de las sociedades convirtiéndolos en adictos: personas débiles, dependientes, sin voluntad y confundidas.
Las drogas, junto a los que se mueren de hambre, la desnutrición, el analfabetismo, la escasa educación, la opresión, la pobreza, el desperdicio de recursos, la desinformación, la desorientación, el consumismo, la falta de sentido de la vida, la tristeza y la infelicidad forma parte de los grandes problemas de la humanidad, que a nivel personal y como comunidades debemos enfrentarlos y resolverlos.
Lamentablemente por ignorancia, equivocadas decisiones de los ciudadanos, desigual distribución de la riqueza y egoísmo, no se resuelven los problemas. Existen poderes ocultos que crean deliberadamente los grandes problemas, no les interesan que se resuelvan, más vale quieren que los pueblos vivan angustiados en la supervivencia, con ansiedad y estrés, manteniéndolos entretenidos, para que una minoría acumule y derroche la riqueza y viva de manera suntuosa, exagerada y despreciando a los más necesitados.
Mientras subsistan las drogas y los grandes problemas no puede existir el buen vivir de todos. La Policía Nacional y principalmente las Fuerzas Armadas deben ser el soporte material en la lucha contra las drogas. En el campo psicológico y espiritual, que proporcionan la voluntad de triunfar, se encuentran en la filosofía, principios, estrategias, técnicas y acciones del Buen Vivir compenetradas en todo el pueblo y el conjunto de la humanidad para vencer al modelo de sociedad consumista impulsado por las fuerzas que quieren dominar a los seres humanos. El pueblo armado en el Buen Vivir vencerá a las drogas y al consumismo.
