Temístocles, el gran estratega político y militar ateniense es conocido por haber presentado ante la asamblea de Atenas -seguro de que nuevas invasiones sobrevendrían en breve-, la necesidad de combatir a los enemigos por mar. En una de las batallas médicas, luego de vencer a los persas, el acceso al Ática quedó libre; por lo tanto Atenas sería invadida. Temístocles refugió a los habitantes en otros lugares, uno de ellos, la ensenada de Salamina mientras Atenas ardía. Tan cerca estaban los persas de los atenienses que muchos de ellos, como era lógico, quisieron trasladarse con la flota a otro lugar más seguro. Temístocles se opuso y logró atraer a los persas al estrecho de Salamina con resultados definitivos para Atenas y la gran trascendencia para la historia de Grecia.
La maniobra de este militar encontró en el camino la oposición del general espartano Euribíades, quien ejercía el supremo mando griego. Se cuenta que en medio del desacuerdo, Euribíades amenazó a Temístocles con su bastón de mando. Y éste, sin perturbarse, exclamó: “Pega, pero escucha”.
La lección que deja de esta anécdota, tan lejana, y al mismo tiempo con tanta gravedad, es que Euribíades, en medio de su molestia, prestó oídos para escuchar, para admitir la presencia del “otro” y valorarlo en sus creencias y conocimientos. Como “polaridad” podríamos describir a esta escena en la que se alcanza un estado de equilibrio a través de una “ética de la moderación” –siguiendo a Epicuro-.
La dimensión superior de la política, entonces, se inscribiría en la relación y dependencia forzosa del otro; en la capacidad de escuchar… en la “polaridad”. Pero no en una “positivo-negativo” o “bueno-malo”; sino más bien en otra que podría calificarse como “correlativa”, como “pregunta y respuesta”: una pregunta siempre “pide” una o varias respuestas. El concepto, por tanto, no se limitaría a pares y bien podría ampliarse hasta forjar una interrelación con dependencia multipolar – léase, “de todos”-.
Mientras Guillermo Lasso y Guadalupe LLori salieron de la Asamblea Nacional tomados del brazo, ya se fraguan convocatorias para “exigir”. Ni un mes tiene en el cargo el nuevo presidente y ciertos líderes indígenas que ni siquiera se han molestado en preguntar y escuchar, ya alistan su bastón de mando para pegar. La acción política es legítima, pero en la medida en que sea responsable, esto es, que las acciones se vayan adaptando con “moderación” a los nuevos contextos y ofrezcan respuestas metodologías para responder a problemas específicos desde experiencias históricas previas.
