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El Telégrafo

La desilusión

18 de mayo de 2012 - 00:00

Hubo un punto en este proceso electoral (como hace cuatro años que todos los “posibles” están en campaña) en que pensé que las elecciones 2013 serían el escenario que el país necesitaba para evaluar a profundidad, desde las propias candidaturas, los problemas estructurales y coyunturales, y ponerlos en la mesa de debate. Pero luego Mauricio Rodas aseguró que su movimiento sí tendría candidato presidencial propio (mi suposición es que ÉL será el candidato de SU partido).

No lo digo por cuestionar la idoneidad de su candidatura. Lo digo por la manera en que se ha venido dando todo el proceso. Primero lo escuchamos decir que estaría dispuesto a renunciar a una posible candidatura por ese famoso “candidato único”. No lo hizo; bien por él. Ahora busca plantear su movimiento de participación ciudadana como una verdadera alternativa. La idea es, por decirlo de algún modo, interesante, pero completamente inviable y poco atractiva para aquel que no pueda dar “Me gusta” o que no tiene acceso a un SMS o el formulario digital. Es decir, para el grueso de la población (incluso de la gran mayoría de aquellas 200 mil firmas que llevó a CNE).

Pero puedo estar equivocado. En lo que no puedo estar equivocado es en lo que Rodas lleva a la palestra. Rodas fue el que hace un año estaba refunfuñando por un debate con el Presidente. Cuando la entonces ministra Nathalie Cely fue a debatir con él vi a un “posible” con ganas de ser escuchado, pero sin mucho que decir. Evidentemente no estuvo a la altura de la postura técnico-científica de Cely.  

La otra posibilidad fue el contertulio entre los Vera, Montúfar, Gutiérrez y compañía. ¿Cuál sería su propuesta? ¿Qué tipo de debate político aceptable podría salir de aquello? Una oposición por el afán de oponer no puede aportar al debate más que animadversión visceral y carencia de una propuesta concreta. Y en el supuesto no consentido de que, de hecho, ganaran las elecciones, ¿qué harían después? ¿Serían el gobierno de la concertación? ¿Serían capaces de establecer un plan de gobierno aquellos que alguna vez fueron parte de la destitución de uno de sus aliados?
Álvaro Noboa pareciera que lo hace por deporte, y creo que todos somos conscientes de lo que él aporta al debate político. Lo ha hecho cinco veces y su línea está más que definida.

Entonces la desilusión política es inevitable. Más allá de apoyar o no al actual modelo de gobierno, es imperante que se escudriñe públicamente y en el plano político la gestión, las posibilidades y los errores. Un candidato que pueda confrontar, en igualdad de condiciones, al presidente Correa. ¿Rezamos por la iluminación de Guillermo Lasso?

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