La conducción político-estratégica de la defensa: una necesidad ineludible

Nuevos vientos soplan en el Ministerio de Defensa, con el retorno del general de División en servicio pasivo Oswaldo Jarrín, en calidad de ministro. Es una decisión oportuna ante la sensible crisis de seguridad, sobre todo contrastando el ejercicio de ocho ministros civiles improvisados en la conducción de la defensa y asuntos militares, durante la presidencia del economista Rafael Correa.

Ha de considerarse que a la grave problemática detonada en la frontera norte, hoy totalmente visible, de modo específico -pero no exclusivo- en la  zona de Mataje, se suman otros serios problemas en materia de seguridad: la débil institucionalidad del sector y casi inexistente articulación formal de mecanismos para gestionar desde un balance estratégico de las amenazas y factores de riesgo que se ciernen sobre el Estado (entidades, instituciones, individuos y colectividades), y de las potenciales ventajas estratégicas para el bien común de Ecuador, apostando por una mirada analítica de largo plazo y una rigurosa tarea reordenadora.

Este balance tiene que concretarse, no solo en la reinstitucionalización del Ministerio de Defensa, en torno a sus recursos y el posicionamiento de talento humano –que “idealmente” debe estar formado por funcionarios de elevada preparación especializada y compromiso ético–, sino en la recuperación del sentido de los liderazgos institucionales en las tres ramas de las Fuerzas Armadas, reconsiderando un nuevo sentido de la disciplina, como ethos de lo militar y no su politización partidista.

Finalmente, redimensionar la relación entre el Ministerio de Defensa y el Comando Conjunto, en sus niveles político-estratégico y estratégico militar de conducción, respectivamente, es una tarea de fondo para garantizar tanto una incorporación mayor de las Fuerzas Armadas a la sociedad, con base en una depuración de las relaciones político-civiles- militares, no utópicamente desde la letra muerta que han significado las agendas de la defensa, como supuestos documentos rectores. (O)