El XX Foro de Sao Paulo se reunió en Bolivia. El evento agrupó a centenares de partidos políticos de izquierda y movimientos sociales de más de 180 países. Se debatió sobre el ¿qué hacer? en los países del llamado Tercer Mundo.
Cabe recordar que el Foro se organiza por iniciativa del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, en 1990, como respuesta al Consenso de Washington que organiza con ese nombre la agenda neoliberal del G-7 para imponerla a sangre y fuego en el planeta.
El programa imperialista fue claro: mayor explotación a los trabajadores, depredación de los recursos naturales, afectación a la naturaleza, endeudamientos externos masivos, organización de la economía especulativa, comercio internacional desigual en beneficio de las transnacionales, liquidación de los Estados democráticos, afectación de la soberanía, mayor concentración de la riqueza, bloqueos y golpes de Estado, saqueo de las riquezas, invasiones y guerra contra los pueblos que luchan por su independencia y progreso.
El Foro fue un espacio de resistencia y denuncia, pero cada vez más es un espacio de debate sobre alternativas al neoliberalismo o capitalismo salvaje.
En las discusiones se centraron ideas fuerza, como las formas de preservar la revolución antiimperialista que se desarrolla en varios países de América Latina, con gobiernos que alcanzaron el poder con el apoyo popular y por las vías democrático-electorales; organizar la acción popular y electoral para utilizarla como ‘método revolucionario’; construir ‘gobernabilidad’ y ganar ‘legitimidad’ sobre la base de organizar el poder popular; desarrollar la agenda antineoliberal con base en planes que impulsen la producción y desarrollen programas sociales redistributivos, en un marco de control de los sectores estratégicos de la economía, control del sector financiero, haciendo respetar y ampliando los derechos laborales.
Rechazo a la opresión capitalista y a las estructuras de dominación imperialista, recuperando y defendiendo soberanía, fortaleciendo el internacionalismo entre los pueblos con procesos de integración que, más allá del comercio, involucren lo energético, financiero y político, con relaciones internacionales solidarias, de mutuo beneficio y por la paz, con la comprensión de que ningún país puede salir victorioso solo, aislado; que unidos ganarán la batalla y serán poderosos.
Esta agenda acarrea una responsabilidad histórica mayor de la izquierda, fortalecerse para defender lo que se ha logrado y poder intensificar las reformas para sentar las bases de la construcción de modelos alternativos comunitarios, solidarios, socialistas.
La izquierda dentro de las alianzas debe consolidar su acción como garantía de sostenibilidad y sustentabilidad de los procesos de cambio, así como de permanencia y consolidación de los gobiernos progresistas y revolucionarios.
Construir modelos alternativos en tiempos posneoliberales supone unidad en todos los sentidos, con ella los pueblos son invencibles y puede ser realidad en los países el socialismo; y, a nivel mundial, la solidaridad y la paz.
