Ser visto como una persona cálida pero borrosa no es lo que se necesita para un liderazgo efectivo. Los líderes con diferentes niveles de accesibilidad alcanzan mejores resultados que sus colegas más irritables, simplemente porque aquellos reciben más información. No importa lo bien intencionados que puedan ser este tipo de dirigentes que se aíslan sin siquiera notarlo, tal vez por ser introvertidos, intimidantes, duros, o por tener pocas cualidades de carisma y empatía, la realidad es que hacen que la gente que les rodea duden de acercárseles. Eso cierra el flujo de información, dañando el buen juicio, la toma de decisiones y la obtención de resultados. Y lo peor es que desmotiva aun a su mejor gente.
Durante casi cinco décadas de trabajar con diferentes jefes he aprendido algunas cosas acerca de la forma de ver su accesibilidad hacia la gente. Por ejemplo, en mis primeros años, uno de mis superiores decía tener una ‘política de puertas abiertas’; sin embargo era una persona muy hosca, aun en sus mejores momentos, de tal manera que nadie le quería decir nada que no fueran buenas noticias. Y qué les parece aquella gerenta que era fría y remota.
A pesar de conocernos desde los años universitarios, nunca estuve seguro de qué era lo que ella realmente quería, a tal punto que, cuando podía, evitaba su presencia. Y por supuesto me encontré con un jefe que era solo dedicado a los negocios. No tenía tiempo para cosas agradables, pues las consideraba superfluas. Tratarlo como persona era imposible, pues nunca dejaba de ser el jefe. Y su gente debía hacer su trabajo y nada más. Nadie podía estar por encima o delante de él.
En cada uno de estos casos, los líderes sabían que no eran exactamente ‘personas de la gente’, pero eso les tenía sin cuidado, pues ‘trabajo es trabajo’, ‘negocios son negocios’ y eventualmente concluían con una lapidaria frase de ‘yo no estoy aquí para ganar un concurso de popularidad’.
Los deshonestos procedimientos en el manejo de las medicinas del hospital del IESS Teodoro Maldonado Carbo de Guayaquil han sido comidilla en el sector de la salud por muchos años. ¿Por qué entonces fue necesaria la presencia del Presidente de la República para que se inicie una exhaustiva investigación? Yo considero que el economista Rafael Correa es una persona muy transparente, sin embargo, considero también que, luego de ocho años de continuo mandato, las ‘barreras de accesibilidad’ que tiene a su alrededor se han reforzado y, a pesar de su fluida comunicación, parecería que las malas noticias o aquella pequeña información que podría ayudarle a resolver este serio problema la gente prefirió no decírsela, o hacerlo cuando ya era muy tarde para accionar. El costo es realmente alto y ciertamente muy evitable.
Nuestro líder debe regresar a tener el nivel de accesibilidad con la que inició su mandato, especialmente porque se avizoran tiempos muy difíciles. Nosotros votamos por el líder que nos escuchó y que finalmente recuperó la esperanza de un pueblo agredido por la inaccesible partidocracia.
