A una semana de lanzada la primera asamblea multitudinaria en Buenos Aires, la huelga feminista internacional se organiza una vez más en cada lugar. Esa dimensión internacionalista cualifica cada situación concreta: la hace más rica y compleja sin que tenga que abandonar su arraigo; Amplía nuestra imaginación política al tiempo que crea una ubicuidad práctica.
Los territorios domésticos (históricamente encerrados entre cuatro paredes) son hoy espacios de internacionalismo práctico, donde se discuten las cadenas globales de cuidado, los modos de invisibilización del trabajo reproductivo y la falta de infraestructuras públicas.
Las compañeras en toda España han armado una hoja de ruta en la que empezaron el viernes pasado narrando “mil” motivos para ir a la huelga, para continuar con asambleas y eventazos.
Mientras, siguen las manifestaciones #NiUnaMenos en México, donde vemos una gran secuencia de protestas y huelgas. En Italia, las compañeras de #NonUnaDiMeno han lanzado la “cuenta regresiva” para la huelga feminista internacional con carteles que “narran” las escenas que ameritan huelga. Mientras, la coordinadora 8M en Chile no para de crecer, después de las movilizaciones en mayo por la educación no sexista y contra los abusos sexuales de los docentes.
Mientras, en Bolivia se prepara el #Bloqueo8M, denunciando los femicidios con los que empezó el año. Mientras, ya arrancaron las asambleas en Uruguay, con una coordinadora de feminismos cada vez más nutrida en redes. Mientras, en Ecuador se debate paro y levantamiento como herramientas de las historias múltiples de lucha.
Mientras, en Colombia y en Perú se sostienen reuniones también semanales con el horizonte del 8M, esa fecha-talismán que nos reúne porque antes que nada nos empezamos a ver y reconocer entre nosotras y entre nosotros. (O)
* Tomado de página 12
