La autoestima ecuatoriana ha florecido en el contexto de la interculturalidad, que es descubrir ahora la sabiduría de las culturas olvidadas, dominadas, la de los explotados. Lo más difícil es sentirse iguales para aprender juntos, compartir, complementarse, superar las normas morales de los grupos dominantes y establecer una ética solidaria colectiva. Escuchar a los otros, no solo verlos, sino conocerlos, admirarlos, y finalmente aceptarlos y quererlos.
Practicar valores como el de la gratitud que mejora la salud humana. “El ser humano vive en una constante búsqueda por lograr y mantener la felicidad”, para lo cual es menester cultivar la tolerancia y la tranquilidad. “Para alcanzar nuestro bienestar, también es posible articular acciones que nos encaminen al Buen Vivir. Nuestras mentes y corazones florecen cuando vivimos con emociones positivas” (Fredrickson, EL TELÉGRAFO, 04/10/15).
Había mejorado la autoestima de los ecuatorianos. Se había fortalecido el orgullo nacional en diversos campos. Autoestima y orgullo son mucho más saludables que cultivar el odio entre compatriotas. Nuestra identidad debe ser la cordialidad y el optimismo.
Las nuevas concepciones de interculturalidad muestran que el 12 de octubre de 1492 no se produjo un descubrimiento, sino que se inició un encubrimiento, el del despojo y la explotación. Aún se desconoce, por ejemplo, la chakana cañari o cruz andina, la figura geométrica simétrica de tres gradas adosadas en contrario horizontal y verticalmente, que muestra con sus doce peldaños, en un círculo, los ciclos de la agricultura y el tiempo.
Cada peldaño corresponde a un mes lunar. Cada cuadrante de tres meses a los períodos de florecimiento (21 de marzo, Pawkar Raymi), de cosecha (21 de junio, Inti Raymi), de siembra (21 de septiembre, Kuya Raymi), de aporque (21 de diciembre, Kapak Raymi). A cada uno corresponde una gran fiesta. Es la celebración a la Madre Tierra, que nos hermana.
Para que florezca la autoestima hay que volver a mirar la realidad y conocer mejor cada cultura. La admiración es la primera condición para el cariño. (O)
