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El Telégrafo

Informe sabatino presidencial no significa campaña electoral

05 de enero de 2013 - 00:00

Nunca, en la era republicana, un jefe de Estado ha decidido personalmente rendir cuentas de sus actividades administrativas, de manera periódica, cada semana, y no esperar un año para leer el clásico informe a la nación. Rafael Correa Delgado inauguró esta modalidad, tribuna sabatina, para explicar su labor de forma transparente, sujeta al veredicto inapelable del pueblo que le entregó el mando en elecciones libres y democráticas.

El Primer Mandatario ha demostrado que su mensaje sabatino no es campaña electoral, es el escenario que lo traslada de un sitio a otro, hasta el lugar más recóndito de la geografía para rendir cuentas de su gestión  administrativa, silenciada o tergiversada por los “medios independientes” que arrecian, permanentemente, contra el conductor de la Revolución Ciudadana.

El diálogo sabatino ha contribuido a difundir con amplitud las grandes obras sociales de este gobierno; a clarificar la visión de hechos distorsionados por la prensa para desprestigiar al régimen y, especialmente, en definitiva, ayudar a la formación de una correcta opinión pública. Un ejemplo, recientemente los “medios independientes” silenciaron la inauguración del paso del nuevo ferrocarril, símbolo que vuelve para dar vida a las poblaciones que surgieron con él hace más de cien años. Ignoraron que ya están listos 500 km de la ruta Quito-Durán. Esta obra de la unidad nacional se  destacó en el informe sabatino y en los medios públicos. Solo a la gente ruin e insensata se le ocurre llamar propaganda o campaña electoral a la difusión de un acontecimiento de importancia para los ecuatorianos.

El periodismo “independiente” dejó de ser un servicio a la comunidad para entregarse a defender sus intereses, los de la oligarquía y de otros. Alienta los insultos de la oposición contra el liderazgo de Correa; infla los sucesos que podrían afectar al régimen; publica rumores como noticia y denuncias sin sustento. El manejo del sensacionalismo y los comentarios de conocidos insultadores no surten efecto, por la presencia altiva de los medios públicos, las cadenas y el mensaje sabatino.

Ahora el público observa con diafanidad el proceso comunicacional y puede formarse una opinión de acuerdo con diversas versiones y fuentes de información. La rendición de  cuentas, a través del diálogo sabatino presidencial, no es propaganda ni campaña electoral, es un recurso del Mandatario para dar a conocer un resumen de sus obras, su participación en citas mundiales y, especialmente, responder a las injurias de los columnistas privados y clarificar los sucesos, constantemente, deformados por la prensa comercial politizada, al servicio del capitalismo interno y foráneo.

El enlace ciudadano no se suspende, se encarga de su difusión al vicepresidente Lenín Moreno “con el objetivo de evitar cualquier suspicacia”. Rafael Correa retomará el coloquio sabatino al término de la campaña electoral.

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