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El Telégrafo
José Vales

El 'impeachment' como muro

27 de septiembre de 2019 - 00:00

Cómo contener a personajes como Jair Bolsonaro? ¿Cómo encapsular a esos políticos como Matteo Salvini, que cierto sector de la ciencia política circunscribe con ligereza en el populismo? Solo dos nombres para ejemplificar, como los Boris Johnson fracasan o los Mauricio Macri se quedan en ascuas, pero sus abultadas cuentas bancarias a buen resguardo. Pues el sistema, allí donde funciona aún, tiene sus mecanismos: el impeachment.

A ese recurso acudió la experimentada presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pellosi, quien presentó la iniciativa contra Donald Trump. Entre tantos desatinos presidenciales, la oposición encontró en un llamado a su par ucraniano, Vladimir Zelesnki, para pedirle un favorcito: que investigue el accionar de Joe Biden, exvicepresidente estadounidense y precandidato a la Casa Blanca por presuntos negocios en aquellas estepas. Nada menos.

En Sudamérica, solo Fernando Collor de Mello, en 1992, por unas comisiones ilícitas en una obra en construcción, vio perder su cargo presidencial. O sea, la décima parte de los desatinos que lleva cometidos Bolsonaro desde que llegó al Palacio de Planalto.

Todos ellos, incluso Trump, son ejemplares de los tiempos que corren. El jefe de la Casa Blanca suele manejar los asuntos de Estado casi como manejaba el de sus empresas, y ahí están las consecuencias. Johnson perdió el cargo, pero no los votos, y Salvini (ostenta el apellido de un gran jugador de fútbol argentino de los años 40) jura y perjura que Italia volverá a vestirse de “Facceta nera” más temprano que tarde.

Gozan de un preocupante respaldo popular, como la familia Le Pen en Francia o el neofranquismo de Vox en España. Un panorama que habla tanto del estado del mundo tanto como de lo que el progresismo no ha hecho o ha hecho mal (teléfono para Pedro Sánchez y Lula, entre otros).

Revisando el derrotero de estos mandatarios, se observa que el término populismo, no aplica. Está “demodé”. Por ahora no queda más remedio que un impeachment, allí donde aún se pueda, para tratar de poner coto a tanto muro contra los necesitados, a tantos desatinos políticos, a ese oscurantismo remozado que supo ganarse un lugar en la historia bajo la categoría de fascismo. (O)

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