Quizás es el idioma más parecido al inglés, entre los más importantes, porque el frisio (o frisón) es muy similar. El holandés se llama también neerlandés.
Este idioma de la subfamilia germánica es oficial en Holanda, en más de la mitad de Bélgica y en el país sudamericano de Surinam, así como en las Antillas holandesas (Aruba y Curazao), aunque en esas islas predomina el papiamento, lengua derivada del español con préstamos holandeses.
En Bélgica, es la lengua del 60% de la población. Allá se llama flamenco al holandés pues se habla en la región de Flandes. Para nuestra historia, Flandes es muy importante.
Cuando los españoles fundaron San Francisco de Quito, el rey de España era Carlos I, también llamado emperador Carlos V de Alemania. Carlos de Habsburgo casi no hablaba alemán y su español era muy limitado. Su lengua materna era el holandés, porque fue criado en Flandes, dado el estado mental de su madre Juana la Loca, hija de Isabel la Católica.
Carlos solía decir que en cuestiones políticas hablaba francés, en el amor hablaba español, para los negocios hablaba holandés y a su caballo le hablaba en alemán.
Lo que más interesa al Ecuador, sin embargo, es que en 1535 vino a Quito el franciscano belga Jodoco Ricke. Este amigo del emperador Carlos fundó la escuela quiteña de pintura, fue uno de los constructores de la iglesia de San Francisco, quizá con el legendario Cantuña, trajo las semillas de trigo y cebada (o sea, pancito para el café y cerveza) y defendió a los indígenas.
Volviendo al holandés, se parece al inglés en parte y en parte al alemán, pero no tiene los casos gramaticales ni los tres géneros, apenas dos: común (femenino y masculino unificados) y neutro. Tiene la R como en español e italiano, y un caso curioso: la G se pronuncia siempre como en español en Gente. La D se vuelve T al final de sílaba, con lo cual para ellos Dios es caliente: God se pronuncia Jot. En Sudáfrica se habla inglés, algunas lenguas africanas y afrikáans, idioma descendiente del holandés. (O)
