El 2013 ha sido un año de grandes logros para el Ecuador. La reducción de la pobreza como de la extrema pobreza. Mayor inversión de recursos económicos para el área social como el combate a la delincuencia; estos como efecto de la consolidación del sistema público de planificación.
En lo internacional, Ecuador ha tenido una mayor presencia en el mundo con el fin de fortalecer la democratización de las instituciones internacionales para alcanzar un mundo multipolar donde el Sur cumpla y demande el lugar que le corresponde en unas nuevas relaciones internacionales. Todo esto ha sido posible gracias al apoyo mayoritario de la población a un proyecto político avalado varias veces en las urnas como fue el pasado 17 de febrero. También hay que reconocer que hay procesos que se demoran y que no despegan definitivamente, aunque se hayan dado ya importantes pasos, como es el caso de la reforma agraria. El país requiere una profunda reestructuración de la propiedad de la tierra en las diferentes regiones para combatir y eliminar definitivamente toda forma de acumulación de ella y sus efectos en la explotación de la fuerza de trabajo. De esta manera será posible que quienes trabajan la tierra sean sus principales poseedores y no grandes hacendados que aún viven, no del mejoramiento de los procesos productivos y tecnológicos, sino de consolidar sistemas de explotación laboral. Por otro lado, aún el país vive un proceso muy lento de organización y movilización política que está más centrado en el activismo electoral que, siendo clave, no es único modelo de movilidad política. Ha sido tradicional la baja movilidad política en el país, pero es hora de que se impulse de mejor manera toda forma de politización social que permita que el proyecto político se consolide. Todos estos avances y limitaciones han configurado el escenario para el principal nodo: el cambio de la matriz productiva. Es un tiempo de acumulación de fuerzas no solo sociales, sino tecnológicas que nos lleven hacia un salto cualitativo en las estructuras y sistemas del país. Quizás el mayor requisito a cumplir sea el alcanzar un pacto social de largo plazo que dé forma, que modele participativamente la posibilidad de que el Ecuador salga de la pobreza y alcance el socialismo del buen vivir. Buen vivir que aún le hace falta mayor debate y clarificación, pero sin detener la planificación social en esta fase de transición. Debemos tener claro que este no es un proyecto perfecto sino perfectible, que se hace día a día y que la ciudadanía es el actor principal.
No existe en el mundo un proyecto puro, perfecto o carente de errores precisamente porque está de por medio la condición humana. Solo el purismo idealista e ideológico antihistórico puede pretender hacer historia por encima del deseo social-popular -típico efecto de la deformación social de clase-. El Ecuador debe radicalizarse a todo nivel, solo así podrá asegurarse un lugar en la historia a favor del ser humano y contra el capitalismo.
