Nada fácil ha sido este proceso, pues los ciudadanos nos enfrentamos al poder político, económico y mediático de Yunda, que en el nombre de “los pobres” pretendía mantener una administración nefasta, de la mano de dirigentes y funcionarios cuestionados, y rodeado de sus panas del vóley.
Estamos a días de que Yunda desaloje su despacho, pues de no cumplir con lo establecido por la ley, podría incurrir en lo prescrito en el artículo 287 del COIP; esto es, la usurpación y simulación de funciones; por lo que, tan solo se espera se ejecutoríe el fallo del Tribunal Contencioso Electoral para que el “ocupa” del Palacio Municipal vaya a defenderse desde su casa.
La remoción fue accionada desde la ciudadanía luego de un proceso colectivo, construido desde varios sectores: expertos, veedores, estudiosos de la ciudad, dirigentes, gremios y pobladores. Así que no se trata de un triunfo del Frente de Profesionales, sino que toda acción emprendida por los quiteños movilizados, manifestándose y activando en sus redes sociales ha logrado vencer a los poderosos, a los mafiosos.
Y por primera vez y por la vía de la remoción, Quito le puso un alto a la corrupción. Este precedente es vital para la democracia participativa, pero nuestro trabajo no termina aquí, seguiremos de la mano de todas aquellas personas que quieran sumarse con sus aportes para llevar a cabo una planificación que nos permita suplir las necesidades y prioridades de la gente, pero también trabajar por las expectativas para hacer de Quito una gran ciudad.
Por esta razón y para cuidar el proceso ciudadano, ninguno de los miembros del Frente de Profesionales por la Dignidad de Quito, hará parte de la nueva administración municipal, y seguiremos trabajando en los procesos de veeduría y fiscalización que sean necesarios, para garantizar que exista una agenda pública, una hoja de ruta que contemple la implementación de políticas públicas adecuadas en favor de los capitalinos.