Ecuador, 27 de Abril de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo

Guerra de sombras

13 de noviembre de 2012 - 00:00

El norte de Malí está preso de una insurrección de varios grupos salafistas, infiltrados por aquella nebulosa franquicia llamada Al Qaeda, que se confunde, además, con otro levantamiento motivado por la lucha por la independencia de un Estado tuareg (una población nómada que se extiende por los lindes saharianos de varios Estados de África). En marzo de este año, un grupo de militares malienses dio un golpe de Estado, supuestamente para poner fin a la ola de derrotas padecida por su gobierno. No obstante, hasta ahora, el nuevo gobierno no logra reconquistar los territorios tomados por los rebeldes.

Francia, el antiguo amo colonial de Malí, exige una intervención militar internacional. La pretensión de liderazgo en Malí, a más de develar la nostalgia francesa por una “Françafrique” efímera y cada vez más anclada a la esfera geopolítica estadounidense o china, quizás logre desviar la atención de la crisis financiera que tanto ha erosionado la popularidad del gobierno de Hollande. Pero Francia quiere liderar sin comprometer tropas al desierto sahariano, un escenario complejo en un continente que despierta imaginarios conradianos; peor aún en el contexto del reciente fiasco de la intervención en Afganistán.

En Washington también se habla de la necesidad de actuar rápido antes de que Al Qaeda consolide un nuevo enclave transnacional que se extienda desde el norte de Nigeria, donde la violencia sectaria religiosa está disparada, hasta Libia, lugar de la muerte en septiembre del embajador Stevens. Pero EE.UU. tampoco quiere comprometer tropas “in situ”. Actuará mediante la provisión de armas e inteligencia, y tercerizando las labores de seguridad a mercenarios.

Su gran contribución serán los aviones no tripulados, la nueva arma letal del Pentágono, cuyos efectos mortíferos evidenciamos en Pakistán. Al evitar bajas estadounidenses, reducen considerablemente el costo político doméstico de cualquier intervencionismo bélico.

Francia y EE.UU., por lo tanto, presionarán al Consejo de Seguridad de la ONU para que sean los países de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Ecowas), bajo fuerte liderazgo nigeriano, los que pongan el contingente militar –y los muertos– en el teatro de operaciones maliense; algo parecido al papel que jugaron, hace poco, las tropas etíopes para expulsar a los islamistas de Al Shabaab de Somalia; una misión ahora parcialmente cumplida.

Llama la atención, ciertamente, la prontitud con la que surgen estas nuevas metástasis. Resulta cada vez más evidente que, si no se enfrentan las raíces que lo alimentan, el salafismo seguirá prosperando en otros desiertos míseros del continente.

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media