Guayaquil siempre fue heroica, superó incendios, epidemias, agresión de piratas. Sobrevivió y progresó con sus riquezas naturales.
Sufrió del colonialismo opresor de España. Se liberó el 9 de octubre de 1820, acción clave para la independencia del Ecuador.
Artífice en la construcción de la República y la democracia, con Olmedo a la cabeza; gestó las revoluciones de marzo de 1845, la de Alfaro en 1895; la “Gloriosa” de mayo de 1944; las protestas populares de 1922, del 2 y 3 de junio de 1958 que provocaron la matanza del gobierno socialcristiano de Ponce y del 6 y 7 de noviembre; del 29 de mayo de 1966, por la democratización de la enseñanza, y tantas otras.
Ha sido receptora de graves problemas, como migración masiva y desempleo, derivados de un modelo concentrador, excluyente, primario exportador de estructuras agrarias arcaicas y de marcada dependencia, con oligarquías y grupos financieros mafiosos, que siempre atracaron los ahorros, dineros públicos y entregaron soberanía. Ha sufrido administraciones miopes en lo social, especulativas en lo económico, con visiones y obras focalizadas y acción urbanista epidérmica, estéticamente débil, que -siendo útiles- no eran prioritarias. No han enfrentado los problemas de fondo.
El PSC ha sido la fuerza dirigente por largo tiempo; ha estado en TODOS los gobiernos, desde Alarcón hasta Palacio; antes con Sixto y Febres-Cordero. Ha logrado todo de ellos y los problemas graves están presentes. Ahora se pretende endosarlos al Gobierno, lo que es condenable.
La inseguridad ciudadana, la corrupción e ineficiencia judicial, en buena parte, es su responsabilidad. Lo fue el atraco bancario. La pobreza, desarrollo urbano anárquico, caos en el ámbito del pequeño comercio son viejos problemas; no así las “invasiones”, represión a los vendedores ambulantes. La falta de servicios básicos para la mayor parte de la población es producto del modelo, que resulta insostenible.
Por ello el pueblo de Guayaquil favoreció ampliamente con su voto a Rafael Correa y en las consultas, a pesar de la perversa campaña mediática de las élites. Por ello es urgente una contundente y mayor acción del Gobierno en la ciudad, así como un modelo citadino, integral, planificado, participativo, humanista, con descentralización y autonomías, para una progresiva cobertura de servicios básicos e infraestructura, para el bienestar de todos.
Por Guayaquil, como siempre fue, por la patria y de la patria. Para ello hay que ganar la administración local.
