Después de tanta bulla oligárquica terminó la consulta con el triunfo del Sí. El marcador fue 10 a 0; y eso se llama goleada. De acuerdo a las cifras, la diferencia de votos en favor del Sí va desde unos 230.000 en la pregunta 9 a cerca de 1’000.000 en la 1. Las diferencias aumentarán con los resultados finales en Guayas.
Sesudos opositores, obnubilados por esta nueva derrota electoral, la octava en tiempos de la R.C., no atinan qué argumentar. Inventan la torpe teoría de endosar al No los votos nulos y en blanco, para decir que al Gobierno no lo apoya el 50%. A ese paso terminarán agregando a los electores ausentes. Han dicho que el país está dividido. Es cierto en cuanto al número de provincias, pero si se considera la población, la conclusión es que en las mayores, incluyendo Guayas, Pichincha y Manabí, el Sí también golea. Todas ellas tienen un 70% del total.
La partidocracia busca argumentos para entorpecer el cambio que ha decidido democráticamente el pueblo y el trabajo en la Asamblea.
Empujan a prefectos y grupos políticos a la desobediencia, a la insolencia, a actuar como su fuerza de choque. Los de Montecristi Vive recogen toda basura argumental en su portal. Otros renegados febrilmente buscan el apoyo de la derecha, organizando frentes de “izquierda”. Están de remate. Cuidado, en condición de tontos útiles preparan el retorno de la derecha al poder.
Lo que sí deben hacer los elementos progresistas del No es devolverse al proyecto, y hacer causa común con las fuerzas del cambio, para que se haga bien lo que el pueblo quiere, por lo que históricamente ha luchado.
Supervisar que se hagan efectivas, con celeridad y eficiencia, la REVOLUCIÓN DE LA JUSTICIA, LAS REFORMAS AGRARIA, EDUCATIVA Y DE LA SALUD, LA ORGANIZACIÓN DEL SISTEMA ECONÓMICO SOCIAL SOLIDARIO, ETC.
Los resultados conducen a organizar la AP en correspondencia con las posiciones del electorado de la Costa que derrotó una vez más a la derecha, incluso en Guayaquil. A revisar la organización y prácticas del Gobierno en algunos ámbitos para que se apliquen NUEVAS POLÍTICAS DE ALIANZAS con movimientos sociales y políticos, para ampliar la base de apoyo, sobre todo en la Sierra centro y la Amazonía.
Lo anterior implica organizar democráticamente la AP, que cuenta con UN MILLÓN SEISCIENTOS MIL adherentes, buscar su cohesión orgánica y respetar los principios, programas y estatutos recientemente aprobados. En esa línea hay que inscribirse y luchar.
