A diferencia de otros delitos, que se perfeccionan con la mera materialización de una conducta, el de terrorismo requiere también que se verifique un objetivo emocional: causar un estado de terror entre la población. Así, un secuestro realizado con el solo propósito de exigir rescate no será de por sí un acto terrorista; sí lo será, en cambio, si además busca –y logra– causar un sentimiento de intenso miedo entre los pobladores de una región, una provincia o todo un país.
El rapto de los tres periodistas del diario El Comercio fue sin duda perpetrado con el propósito de causar miedo. Y de ninguna mejor manera pudieron los secuestradores haberlo causado que reteniendo precisamente a tres comunicadores sociales. Que las víctimas sean periodistas asegura, de entrada, la amplia difusión del secuestro por parte de todos los medios de comunicación social, que sienten el miedo como propio, por ser colegas los secuestrados. Por añadidura, los criminales han logrado que cualquier otro periodista quede disuadido de dar cobertura a los hechos de violencia que asolan a la provincia de Esmeraldas; es más, que las autoridades lo prohíban, y que, como consecuencia, la información sobre la situación en la frontera noroccidental llegue escasa e incompleta. (La penumbra informativa, como toda oscuridad, es terreno propicio para los miedos).
Factor adicional para avivar el miedo es la incertidumbre de no saber quién mismo secuestró a nuestros hermanos, de quién defenderse, a quién atacar.
Dos importantes antídotos contra el miedo son la solidaridad y la sensación de protección. Los ecuatorianos debemos trabajar esforzadamente en sanar las heridas de nuestra sociedad, tras una década en que se nos quiso convencer que pertenecíamos a bandos enemigos, y recuperar nuestra identidad de miembros de una única gran familia. Y al gobierno le corresponde reforzar nuestra percepción de estar protegidos equipando a las Fuerzas Armadas y Policía y diseñando y ejecutando estrategias integrales para combatir con valentía y decisión el flagelo del terrorismo. (O)
