Las expresiones son parte clave de la comunicación, y una de ellas puede cambiar notablemente el destino político de los candidatos o gobernantes.
A propósito, en las fiestas de San Francisco de Quito, de este año, el alcalde Jorge Yunda se expresó: “Tenemos que disipar lo que hemos vivido, con arte, cultura, música y alegría, tenemos que ir curando las heridas del alma que se nos han abierto en este momento”. Y denominó a las fiestas de Quito 2019 como las “Fiestas de la Reconciliación”, evidentemente y a propósito de su papel en el pasado paro nacional.
El alcalde Yunda emerge del pueblo y que, posiblemente, su carrera de artista y el humanismo practicado desde la medicina, su origen modesto, son algunos de los factores que le hacen llegar a ocupar esta dignidad en el Distrito Metropolitano.
Lo importante en este artículo es analizar la relación con los discursos políticos y lo que la gente quiere oír. Los discursos estadistas impactan, pero más impacto tiene el hablar sobre las emociones, mencionar palabras que causen bienestar, como: amor, paz, “reconciliación”, trabajo, desarrollo, libertad, patria, madre, entre otras.
Jorge Yunda gana las elecciones a la Alcaldía de Quito con el 21,35% y supera a otros candidatos. Es decir, no es que haya ganado por mucho a sus contrincantes en campaña; los resultados en política siguen teniendo como ruta la estrategia del discurso y, por lo cultural de nuestros pueblos, la aceptación del “discurso populista” no se ha perdido.
A través de la historia, frases como: “En política lo importante no es tener razón, sino que se la den a uno” (Konrad Adenauer); “He llegado a la conclusión de que la política es demasiado seria para dejarla en manos de los políticos” (Charles de Gaulle) primer ministro de Francia en 1944; “La patria es de todos” (Rafael Correa), son -entre otras- las que estuvieron un tiempo en el imaginario mental. Estrategias de juego psicológicas ante las carencias colectivas. (O)
