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El Telégrafo
Edmundo Vera Manzo

Estudiar hasta el límite de las aptitudes y talentos (6)

28 de junio de 2014 - 00:00

Hace dos semanas se hizo público el libro del Banco Mundial, Equidad y Acceso a Oportunidades para los Niños y Adolescentes del Ecuador. El estudio abarca diversos aspectos y el período de 2007 a 2011. Haremos referencia tan solo al acceso y retención educativa para nuestros objetivos de la reflexión final que gira en torno al costo de la pérdida de las oportunidades educativas. El libro señala: “A pesar de los avances, existen marcadas diferencias regionales y de etnia.

En las provincias amazónicas, donde existe una alta proporción de niños indígenas, la deserción escolar duplica a la deserción nacional. En Esmeraldas, la escolaridad promedio es prácticamente la mitad que a nivel nacional”…”la asistencia escolar es relativamente alta (95,9%) en 2011”…”considerablemente superior a la graduación de décimo a tiempo (46,9%)”… “Solo 85% terminó el sexto grado (séptimo de básica) a tiempo (2012)”.

En el bachillerato no he encontrado información sobre los promovidos, no promovidos y desertores en los últimos años. Lamentablemente ninguna dependencia del Estado proporciona información sobre el costo financiero anual de un estudiante de la enseñanza general básica y del bachillerato. Esta información es muy importante y debemos tenerla siempre en la conciencia todos los ecuatorianos, más todavía en un país donde la mayoría de las más altas autoridades del Ministerio de Educación y del Gobierno es de economistas.

Los padres de familia deben tener herramientas para saber el costo que representa la educación de sus hijos cada año y los estudiantes también deben saber lo que cuesta el esfuerzo de sus padres o de quienes pagan sus estudios y los esfuerzos que realiza el Gobierno Nacional. Si no somos conscientes de los costos económicos de nuestros estudios, no los valoraremos. El costo económico de la pérdida del año escolar, en muchos padres de familia, tiene efectos devastadores: nunca más los hacen estudiar.

El costo educativo y cultural es alto: nuestro promedio nacional es de nueve años de estudios. El costo para el sistema económico y productivo es negativo: no tenemos una población preparada para dar valor agregado de alto nivel a los extraordinarios recursos naturales que disponemos. El costo social de la pérdida de año y escasos estudios es determinante: desocupación, subocupación, trabajos mal remunerados, delincuencia y drogadicción. El costo psicológico de La repetición escolar injusta es de alto impacto: frustración, baja la autoestima y crea resentidos sociales.

El acumulado histórico de cientos o de muchas decenas de años en el conjunto de una comunidad, región o país tiene el efecto de un verdadero genocidio cultural y educativo, con funestas consecuencias en la felicidad personal y nacional: no es suficiente que un tercio o la mitad de las personas se encuentren preparadas para la comprensión de la ciencia y la tecnología en un mundo cambiante, y que el resto de la población sobreviva como marginado social, mirando con frustración el desarrollo y felicidad de otros. Solo una educación de calidad que cultive hasta el límite superior las aptitudes y talentos de todos los ecuatorianos, sin excepciones, producirá la felicidad de todos.

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