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El Telégrafo
Ximena Ortiz Crespo

Es la primera, pero no será la última

14 de noviembre de 2020 - 00:00

Cuando yo trabajaba Oakland y vivía en Berkeley,  Kamala Harris debe haber estado por ahí en un parque infantil y debe haber tenido unos 7 años. Era una de las niñas hijas de inmigrantes que estudiaban en la U. de California; su madre, una investigadora del cáncer, procedía de la India y su padre, un economista, de Jamaica. Académicos ambos, se divorciaron cuando ella era muy pequeña.  Kamala se mudó en repetidas ocasiones a ciudades universitarias en el Medio Oeste y en Montreal, donde su madre era profesora universitaria.

Luego de estudiar leyes, Harris comenzó como fiscal de delitos sexuales en el condado de Alameda, en California. Cuando tenía 40 años, fue elegida fiscal de distrito de San Francisco, la primera mujer y la primera afroamericana en ocupar ese puesto. En 2011, se convirtió en fiscal general de California, una vez más primera mujer y primera afroamericana.   Harris, quien es una mujer atractiva,  siempre vestida de ternos sastres,   tiene una muy cautivadora sonrisa.  Cuando Obama era presidente la piropeo diciendo que ella era "de lejos la fiscal general más atractiva del país". Pero luego de decirlo -tratando de explicar que la mayoría de los demás eran viejos y blancos- se dio cuenta que sonó sexista y tuvo que disculparse. 

Kamala ha escrito libros de índole social y político, en uno de los cuales relata sus memorias  y se llama “Las verdades que sostenemos”.  Además publicó un libro ilustrado para niños llamado "Los superhéroes están en todas partes” que destaca personajes de su vida,  como aquel  tío que le enseñó ajedrez o la tía que trabajaba con computadoras.  En ese libro ella habla sobre la influencia de las personas cercanas y cómo estas pueden fortalecer y ayudar a una una niña a construir un CV lleno de logros. 

Para el cargo de fiscal de distrito en San Francisco, hizo su campaña durante los fines de semana frente a supermercados y entregaba ella misma un volante fotocopiado. En lugar de una mesa tenía una tabla de planchar.   El simbolismo —un implemento de trabajo doméstico transformado en una herramienta ejecutiva— resultó poderoso.

La mujer, sin embargo, no habla en sus intervenciones púbicas sobre su ascendientes raciales, culturales, o su género.  Tampoco le parece importante explicar porqué no se casó joven ni tuvo hijos. En realidad no quiere que la comparen ni la midan con otros personajes de la política.  Ella dice que "creará su propio legado”.

Kamala Harris,  cuyo nombre se traduce como Flor de Loto, ganó su curul en el Senado en las elecciones que le dieron la presidencia a Donald Trump. En los últimos años, Harris se hizo conocer por el público estadounidense a través de videos virales sobre  sus actuaciones en el Comité Judicial del Senado desconcertando al juez Brett Kavanaugh o interrogando al fiscal general William Barr. La ex fiscal desplegaba un estilo de interrogatorio impaciente y algo amedrentador. Tanto que el ex fiscal general Jeff Sessions, al testificar sobre sus contactos con ciudadanos rusos durante la campaña de 2016 le suplicó que redujera la velocidad de las preguntas: “No puedo ir tan apresuradamente ni contestar tan rápido” dijo y añadió "¡Usted me pone nervioso! ”.   Pronto Trump comenzó a insultarla.

Fue una de las principales contendientes de la campaña en el esfuerzo demócrata por derrocar al Presidente Trump, siendo  la única mujer afroamericana entre seis candidatas, un número sin precedentes de candidatas mujeres.

“Aunque pueda ser la primera mujer en ocupar este cargo, no seré la última. Porque todas las niñas pequeñas que hoy están viendo esto pueden ver que este es un país de posibilidades”, proclamó Kamala Harris en su primer discurso a la nación como vicepresidenta electa de Estados Unidos.

Kamala Harris se ha convertido en una inspiración para todas las jóvenes de su país y del mundo. Se ha pasado la vida rompiendo techos de cristal y siendo la primera mujer afroamericana en ocupar altos puestos.  Existe incluso la posibilidad de que en 2024 se convierta en la primera presidenta afroamericana de los Estados Unidos.   Tenemos la esperanza de que su modelo alimente ambiciones y sueños.   Su lucha ha demostrado que es posible alcanzarlos, a pesar de las desventajas y obstáculos que ponen las sociedades en el avance de las mujeres hacia la igualdad.

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