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El Telégrafo
Leonardo Vicuña Izquierdo

Eloy Alfaro y el 5 de junio, vigentes

03 de junio de 2015 - 00:00

Se cumplen 120 años del triunfo de la Revolución Alfarista de 1985. Fue una gran hazaña; una inmensa experiencia de lucha del pueblo ecuatoriano, volcado con su caudillo con una fuerza incontrastable, capaz de arrasarlo todo, por la libertad, el progreso social, el bienestar popular, la independencia nacional.

El 5 de junio es parte del acervo de tradiciones libertarias del pueblo ecuatoriano. La recordamos con fervor cívico y patriótico, en estos momentos de recuperación de la soberanía nacional y cambios profundos, que el Gobierno ha realizado y debe continuar haciéndolo.

El 5 de junio es un legado histórico, un episodio patriótico, un referente que robustece el espíritu de los revolucionarios; justo ahora, cuando hay toda una agenda que cumplir para enfrentar y derrotar a la derecha, que busca recuperar el poder para volver al pasado neoliberal con apoyo internacional, mediático y de todo tipo. En esa agenda está la organización del poder popular para construir el Estado democrático participativo, la ejecución de las revoluciones agraria, urbana y laboral; entre otras bases para avanzar con el objetivo de construir una patria nueva, altiva, libre y soberana que, como lo expresó Rafael Correa ante la tumba del caudillo radical en Montecristi, “juramos defender con la vida”.

El 5 de junio celebramos el triunfo popular, tras una guerra civil que permitió iniciar transformaciones profundas, derrotando al poder terrateniente y de las altas jerarquías clericales y militares, estableciendo el Estado laico, proclamando la unidad de la patria y consolidando el Estado nacional; liquidando buena parte de las relaciones semifeudales y precapitalistas que existían en el país.

En ella participan amplias masas, campesinos, obreros, artesanos, ‘cacahueros’ y sectores de la burguesía.
Bien cabe recordar la proclama de Eloy Alfaro a los habitantes del Ecuador del 4 de febrero de 1895, 5 meses antes del gran triunfo.

Eloy Alfaro a los habitantes del Ecuador:

“¡Compatriotas!

Habéis protestado, valerosamente en los comicios y actas populares contra los indignos mandatarios que han puesto en almoneda hasta la dignidad nacional.

Ahora, os falta arrancar de esas manos impuras el arma patricida que tienen levantada sobre el pecho del pueblo. Solamente a balazos dejarán vuestros opresores el poder que tienen únicamente por la violencia.

Pensar de otro modo equivale a dar tregua a tenebrosas intrigas…. Sin sacrificios no hay redención. La libertad no se implora como un favor: se conquista como tributo inmanente al bienestar de la comunidad. Afrontemos, pues, resueltamente los peligros y luchemos por nuestros derechos y libertades, hasta organizar una honrada administración del pueblo y para el pueblo.

En fin, hagamos algo digno que merezca los aplausos de la posteridad. ¡Ecuatorianos!

Con vuestro altivo proceder, habéis consignado una página inmortal en la historia patria: vais a continuar la obra redentora, bien lo sé. Marcho pues, en vuestro auxilio para participar en las penalidades de la campaña y tener la honra de conduciros al combate y a la victoria.

Vuestro compañero. Eloy Alfaro”.

Por todo ello y más el Presidente, en nombre de la Revolución Ciudadana, al asumir el poder, el 15 de enero de 2007, en la Mitad del Mundo, en su primer mensaje expresó: “Jamás defraudaré a mis compatriotas y consagraré todos mis esfuerzos, con la ayuda de Dios y bajo las sombras libertarias de Bolívar y Alfaro, a luchar por mi país, por esa patria justa, altiva y soberana, que todos soñamos y que todos merecemos”. (O)

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