Qatar, Países Bajos, Senegal y Ecuador. Ese es el grupo A de la Copa del Mundo. Tuve compañeros que celebraron como un gol de Michael Estrada el haber caído en esa serie. Yo no podría sentir lo mismo.
Más allá de que está claro qué hay rivales de diferente nivel y que una valoración inicial puede poner a la Tri a la altura o en un estado superior a los qataríes o los africanos, creo que debe quedar en claro que lo que se viene es un MUNDIAL. Así, con mayúsculas.
Y a un Mundial acceden equipos que no marcan diferencias abismales entre ellos. A Qatar 2022 nadie viene a ser goleado los tres partidos. Estamos ante el alto rendimiento en su esplendor mas alto.
Explicado esto, creo necesario señalar que este Mundial le cae a Ecuador en una situación diferente a la de sus tres anteriores clasificaciones. El 2002 fue el cierre de una larga etapa de siembra que inició Dusan Drascovic en 1988, 2006 fue la renovación de esa camada y 2014 la reivindicación de los eliminados del 2010.
Hoy, el boleto a Qatar 2022 fue inesperado y llega en pleno arranque de una generación de jugadores de no más de 25 años. Ecuador clasificó mientras volvía a competir internacionalmente. Todo este proceso de reinserción, que se pensaba iba durar toda una eliminatoria (la última), se simplificó.
Por eso, invito a vivir Qatar 2022 con alegría y sin métricas. Saber disfrutar de este viaje, tenerlo presente, pero sin exigir metas o cotas. Es un hecho que Ecuador no va a pasar vergüenzas. Puede perder y hasta cerrar con cero puntos, pero lo hará compitiendo. Y esta etapa se trata de eso.
Porque compitiendo con el mismo nivel que ha marcado la era Gustavo Alfaro es que, por ejemplo, Piero Hincapié, Gonzalo Plata, Moisés Caicedo y otros tendrán dos o tres mundiales más. Para ellos, al contrario de otros jugadores, ir a un Mundial no fue un objetivo, es parte de un crecimiento.
Así qué hay que seguir creciendo. El viaje importa más que el destino, y este viaje pasa hoy por Qatar. Que el barco siga con las velas arriba y el viento soplando fuerte, que hay mucho para creer.
