El domingo 1 de julio de 2012 el pueblo mexicano acudió a las urnas. El Instituto Federal Electoral (IFE) es el encargado de organizar, vigilar la legalidad, equidad y transparencia del proceso; y de proclamar los resultados oficiales. Sin embargo, parece que en estos tiempos el verdadero IFE son Televisa y TV Azteca, porque luego de una hora y media del cierre de casillas (mesas electorales) y con apenas el 8% de los votos ingresados al Programa de Resultados Electorales Provisionales (PREP), proclamaron –con bombos y platillos– el triunfo de Peña Nieto.
Lamentablemente el asunto no queda allí. Hay denuncias de que miles y miles de votantes, cuando se encontraban señalando las papeletas, hacían uso de las cámaras fotográficas que tienen los teléfonos celulares, para poder demostrar cómo habían votado. ¿Y para qué? Para tener acceso a una tarjeta que les permitiera comprar en la cadena de supermercados Soriana (cuyos propietarios, al parecer, son miembros de la gallada del PRI).
Eso sí les advirtieron: tenían que comprar en 48 horas, porque luego de ese tiempo la tarjeta caducaba. Muchos “beneficiados” manifestaron que los donantes les habían dicho que el cupo era de 500 pesos (37 dólares), cuando en realidad solo fue de 100 pesos (7 dólares). Los más ingenuos se quejaron de que el cupo resultó de cero pesos (cero dólares). Es decir, hubo triple fraude… ¡Qué audacia! ¿Investigará el IFE estas denuncias?
Según datos del estatal Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) que corresponden al año 2011, de una población total de 113’724.226 mexicanos, 58 millones se encuentran en situación de pobreza. De acuerdo a la misma fuente, al finalizar 2012 podrían llegar a 60 millones.
¿Será por estas conmovedoras cifras que muchas ciudadanas y ciudadanos tienen necesidad de “vender” sus votos?
El Partido de la Revolución Democrática (PRD), que agrupa a los sectores progresistas, presentó la impugnación a los comicios del l de julio.
El presidente nacional de esa organización política, Jesús Zambrano Grijalva, manifestó: “Esto es parte de nuestros problemas de la cultura de la legalidad o de la ilegalidad; de que muchos piensan que pueden cometerse delitos y que estos pueden quedar en la impunidad y no pasa nada. Siguen siendo hombres respetables ¡y hasta presidentes de la República!”.
Para los neoliberales del PRI, muchas cosas pueden transformarse en mercancía. Los votos no son la excepción.
Los ideales que inspiraron la Revolución Mexicana duermen el sueño de los justos, porque –una vez más– los poderes fácticos internos y externos intervinieron para que gane el capital y pierda el pueblo.
