Ciertos sectores equivocados, cuestionan, sin análisis, el rol de la Policía Nacional, por algún desliz y se olvidan de su aporte valioso por cuidar los bienes ajenos y ofrecer seguridad a la ciudadanía. Solo con recorrer las páginas e informativos de los medios, en los últimos años, nos daríamos cuenta de las versiones erradas de que la Policía Nacional es la responsable del incremento delictivo, sin considerar las causales del terrible mal y la titánica y arriesgada labor de los agentes del orden, en la que varios de ellos han caído abatidos en cumplimiento de su misión: proteger los bienes y la vida de los ecuatorianos. Determinados medios, disimuladamente, culpaban al régimen del Buen Vivir de ese desvío social y fingían no conocer que la lucha contra el hampa es tarea de todos e intensa.
El gobierno de la Revolución Ciudadana, desde su inicio, se dedicó a mejorar la administración pública y sus instituciones, entre ellas, la Policía Nacional, para que sus miembros cumplan a cabalidad sus específicas tareas. Dentro del proceso de cambio, entregó modernos equipos de trabajo, vehículos y aparatos de comunicación para fortalecer a la institución; tal es el reconocimiento del presidente constitucional, Lenín Moreno, al afirmar en la ceremonia de ascenso de la cúpula policial, que la Policía resuelve hoy el 80% de los crímenes y que Ecuador es uno de los países más seguros de América.
Concretamente, según estadísticas, funcionan unidades de vigilancia comunitaria a nivel nacional, 16 centros del Sistema Integrado de Seguridad, ECU-911 y 4 laboratorios de criminalística; operan 4.157 patrulleros y 4.563 motos. Se han reducido muertes por violencia criminal, homicidios, el robo a personas, entre otros delitos. Los nuevos gobernantes consideran que es indispensable erradicar, definitivamente, esos males y garantizar, plenamente, la seguridad y tranquilidad de los ecuatorianos.
La Policía Nacional no requiere halagos, pero sí incentivos para seguir reforzando su rendimiento, en beneficio de la sociedad. En vinculación con ese principio, el presidente Lenín Moreno respalda el trabajo de la institución policial, ofreciendo implementar recursos, para de esta manera ampliar líneas de acciones tendientes a erradicar el microtráfico y con ello precautelar la integridad de la juventud. En coordinación con el Ministerio del Interior, se considera prioridad fortalecer el rendimiento de los agentes del orden con el mejoramiento de los servicios de salud y el acceso a la vivienda.
Los mandatarios declaran asumir en los 4 años de gobierno el compromiso de intensificar sin tregua el gran operativo nacional contra el crimen organizado y el narcotráfico, para ello contempla la reestructuración del Ministerio y de la Policía, respondiendo al mandato del Código de entidades de seguridad. En respuesta al apoyo del presidente Lenín Moreno a la Policía Nacional, la cúpula responde de acuerdo a su rol, como siempre lo ha hecho, mantener su responsabilidad, de velar por la paz y seguridad social.
No cabe la menor duda de que los operativos policiales están dando óptimos resultados, pero se torna indispensable la contribución de otros sectores, especialmente de los medios de comunicación, para lograr la erradicación definitiva de ese azote social y asegurar la tranquilidad de los hogares ecuatorianos. (O)
