Julian Assange recibió una grata visita la semana pasada. Dos integrantes del grupo feminista ruso Pussy Riot acudieron a la embajada ecuatoriana en Londres para manifestarle su apoyo. La convergencia de ideas, sin embargo, no fue total. Entre los medios de comunicación invitados a reportar el evento de hecho, no aparecía la emisora RT, en la cual Julian Assange había conducido hace algunos años una transmisión televisiva.
Financiado directamente por el Kremlin, el canal ruso ha recibido varias críticas por parte del grupo feminista por ser una simple caja de resonancia del Gobierno, convirtiéndose, según lo reportado por los periódicos, en el único punto de disenso entre el australiano y las rusas. “Algunos en la izquierda la consideran una fuente alternativa de información. … Sin embargo, los izquierdistas en el Occidente deberían entender que no es para nada un canal de izquierda”, dijo Nadya Tolokonnikova.
La perspectiva de las feministas no es falsa, pero es incompleta. RT no es solamente un medio de información oficial que no se presta a ser catalogado como de izquierda, sino que es mucho más -o sería mejor decir, mucho menos-. RT ha vivido en los últimos meses una degeneración que catapulta la emisora rusa afuera del perímetro de lo que podemos considerar como periodismo. En el mundo abundan ejemplos de medios de información serviles y sujetados al poder político o económico, donde no hesita en proporcionar mentiras y en tergiversar los hechos. RT los trasciende todos.
No es fácil proveer un catálogo comprensivo de las sandeces que RT diariamente arroja al público mundial. Estas van desde el ensalzamiento de la figura de Putin a través de relatos sobre sus emprendimientos que rebasan la comicidad, pasan por teorías conspirativas de las más absurdas y estrafalarias, llegando a artículos de ciencia donde se anuncian descubrimiento o prodigios totalmente carentes de fundamento. Hace algunos días llegó a reportar que se descubrió en Rusia un microchip de hace 250 millones de años, lo cual sería testigo de civilizaciones anteriores más desarrolladas que la nuestra. El artículo, luego parcialmente enmendado, parecía implícitamente sugerir que los avanzados productores del microchip deben haber sido los lejanos parientes de los actuales rusos. Qué pena que el ser humano moderno exista desde apenas 200 mil años.
Recientemente tuve una discusión con un amigo sobre el valor de RT. No se discutía sobre el hecho, inapelable, de que RT insulta a la inteligencia del lector y se parece cada vez más a los sitios web satíricos de noticias infundadas. La cuestión giraba más alrededor de la necesidad de un contrapoder geopolítico al imperialismo que Rusia representaría: en este caso, RT sería simplemente el apéndice mediático de un proyecto que termina con el unilateralismo en las relaciones internacionales. Me parece que de esta forma borramos de un solo golpe los avances que, lentos pero inexorables, se impusieron en casi toda la intelectualidad de izquierda en condenar el totalitarismo del socialismo real. En otras palabras, la abyección de mi enemigo no condona a otras abyecciones. Hay que mirar a la Rusia de hoy por lo que es: una zarabanda grotesca de autoritarismo y empobrecimiento, todo menos un modelo que aplaudir.
