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El Telégrafo

El padre de la Turquía revolucionaria

14 de noviembre de 2013 - 00:00

El 10 de noviembre de 1938, hace 75 años, murió el padre de la República de Turquía, Mustafa Kemal Atatürk. Expiró aproximadamente a las nueve de la mañana, por tal razón, a esa hora todos los años las sirenas suenan y las campanas repican, paralizando por dos minutos a todo el país, el tránsito, los obreros, estudiantes, amas de casa, todo se paraliza en su honor para recordar su gran legado.

Pero, ¿quién es Mustafa Kemal Atatürk? Para muchos ciudadanos occidentales, podría tratarse de algún gobernante turco del siglo pasado.

Sin embargo, este personaje fue mucho más que eso, era el ideólogo, el que pensó y planificó una Turquía más allá del Imperio otomano, una Turquía libre y soberana, una Turquía republicana y laica. Él fue un verdadero revolucionario y los cambios extraordinarios que produjo en los 15 años que gobernó de manera innovadora a Turquía son su mejor carta de presentación.

Medio año después de proclamada la República, en marzo de 1924, se suprimió el califato; o sea, la era del poder político heredado o vinculado a la religión había llegado a su ocaso.

Proscribió la justicia teológica, expidiendo nuevos códigos, para lo civil, penal y comercial, con base en los sistemas jurídicos de Europa. Promovió leyes para la emancipación de las mujeres, se prohibió el uso de velo, se les exhortó a vestir como las occidentales e incorporarse al mercado laboral.

En diciembre de 1934, se les concedió a ellas el derecho a voto y a ser elegidas como miembros del parlamento. Lo que, desde mi punto de vista, fue una “revolución cultural”, antes que la promovida por Mao en China entre 1966 y 1976, aunque con otras características, tuvo en 1928 su momento cumbre, cuando el gobierno decretó el reemplazo de la grafía árabe por un alfabeto latino modificado al idioma turco, más fácil de escribir y de aprender.

Durante ese mismo año, la Asamblea Nacional de Turquía aprobó la “Ley en relación a los apellidos”, que permitió a todos los ciudadanos turcos adoptar un apellido y de paso se le asignó a Mustafa Kemal el apellido de “Atatürk”, que significa “Padre”. Además, él y su gobierno promulgaron una Constitución para organizar la nueva república que nacía, adoptaron el calendario gregoriano occidental, se declaró a Turquía como Estado laico y el domingo como día de descanso obligatorio.

La Turquía de hoy, aunque como todos los países tiene asuntos pendientes, reivindicaciones sociales por atender, es una sociedad desarrollada, en franco crecimiento económico, miembro del G-20, la economía 17 del mundo, considerando el peso de su PIB. Ni hablar de la importancia geopolítica que tiene, al controlar la Anatolia, la comunicación entre el Mediterráneo y el mar Negro, por los estrechos Dardanelos y Bósforo. La nueva República de Turquía se lo debe todo a Atatürk. Por su ejemplo, otros líderes del mundo tuvieron en él un paradigma a seguir; por eso, esta semana lo recordamos como un auténtico hombre de Estado.

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